Melody en fuga

637 108 6
                                        

Addison y Asher se encontraban en el despacho de Ben. El pobre estaba deprimido por lo mal que había salido su cita con Mal, y aún no quería contar lo que había sucedido.

—Si sigue así, no será muy capaz de dar órdenes —comentó Asher.

—¿Y si bailamos? —sugirió Addison.

Asher la miró extrañado.

—¿Qué?

—Para distraerlo, Asher. Tal vez se nos una al baile, no lo sé —respondió Addison.

Asher suspiró.

—No creo que funcione, Addy —intervino Sebastián—. Se le nota muy deprimido.

—Pues si no veo reacción o se niega a hablar, lo haré —dijo Addison decidida.

Ben, ajeno a la conversación, solo miraba por la ventana. Addison suspiró y se acercó a él. Ben, al sentirla detrás, se dio vuelta para mirarla a la cara.

—Ben, aquí Bestia llora —dijo Addison extendiendo los brazos.

Ben no se hizo de rogar y la abrazó. Addison solo lo consolaba.

—¿Quieres decirme qué pasó?

—Soy un novio terrible.

—No digas eso. Eres un buen novio.

—No es cierto.

—¿Qué te hace creer eso?

Ben no respondió, haciendo que Addison suspirara.

—Ben, si no me dices qué hiciste, no puedo ayudarte.

—Yo... digamos que le grité.

Addison se separó de golpe.

—¿Qué?

—No fue mi intención, es solo que...

—¡Oh, no, no! Mira, Ben, soy tu mejor amiga de toda la vida, pero ¿cómo te atreves a gritarle a mi dragoncito?

—Es solo que...

—Nada de excusas. Escucha, fue muy malo de tu parte haberlo hecho, pero al menos reconoces tu error.

Ben cerró los ojos con fuerza.

—Menos mal que no bailé. No mereces ver mi baile, mereces ser castigado.

—Addy... sé que eres mi mejor amiga...

—Y lo soy, pero también sabes que soy defensora de las mujeres.

Ben se dejó caer en su silla como un roquero regalado. Al rato, escucharon que tocaban la puerta.

—Adelante —ofreció Addison.

La puerta se abrió mostrando a una Evie preocupada.

—¿Qué sucede, princesa?

Evie entró, pero había una persona que no reconocía y un animal marino con ella.

—¿Y él es...?

—Oh, él es mi primo Asher, hijo de mi tía Aquata.

—Un placer. Soy Evie, amiga de Addison.

—¡Oh! Tú eres quien hizo el vestido de su coronación, ¿no?

Evie asintió con una pequeña sonrisa.

—¿Y el cangrejo es tuyo?

—Él es mi tío Sebastián.

—Un placer, señorita —dijo Sebastián haciendo una reverencia.

Entre La Corona Y El Mar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora