Extra

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Valentina

—¡Annie!

El grito de mi esposo resuena desde el jardín, seguido de las pequeñas risas que nuestra hija.

—¡Papá no me atrapas! —sonrío cuando reconozco la segunda voz.

—¡Bridget baja de ahí!

Un leve tirón en la falda de mi vestido me hace bajar la vista.

—Mami, ¿por qué papá está gritando mucho? —Celine me mira con el ceño fruncido.

—Porque parece que tus hermanas están haciendo travesuras —le acaricio la mejilla mientras mi hija hace una mueca con los labios.

No dice nada más, se limita a tomar el libro para colorear que está en el suelo, y luego me da la espalda para volver a la sala.

Las risas en el jardín se intensifican y luego, los pequeños pasos apresurados dirigiéndose hacia el interior.

Suelto una risa cuando nuestras dos hijas entran corriendo seguidas de su padre. Dante suspira cuando llega a la sala, tiene la respiración agitada y pasa una mano por su cabello antes de fijarse en mi presencia.

—¿Problemas?

—Esas niñas son como dos torbellinos —dice sacudiendo la cabeza —Annie siempre consigue que Bridget la siga en todo, agradezco que Celine sea la más sensata de sus hermanas.

Sonrío acercándome a él.

—No sé cómo hemos sobrevivido —admite.

—Es una buena pregunta —concuerdo mirando a nuestras hijas que ahora corretean por la sala.

Annie fue la primera en nacer. Una completa tormenta de energía.

Habla, corre, pregunta, salta. No hay un solo rincón de la casa que no haya sido explorado por ella. Es la primera en meterse en problemas... y también la primera en pedir perdón con esa sonrisa que nadie puede resistir. Tiene el carácter fuerte de Dante y mi forma de dramatizar todo. Una combinación peligrosa. Pero hermosa.

Luego vino Bridget. Es más tranquila que Annie, pero no por mucho. Le encanta jugar a disfrazarse, inventar historias, hablar con sus peluches como si fueran reales. No le gusta estar sola, así que donde va su hermana, ella va detrás. Es sensible, emocional, llora por cosas pequeñas, y se ríe por otras todavía más simples. Siempre busca abrazos. Siempre está buscando amor, y tiene tanto para dar.

Y por último nació Celine, con solo un par de minutos de diferencia... mi pequeña Celine. La más callada, la más observadora. Mira todo con atención, como si analizara el mundo antes de decidir si quiere participar o no. No hace escándalos, no corre detrás de nadie, pero cuando habla, todos la escuchan. Tiene una forma de decir las cosas que suena a verdad. Es dulce, ordenada, meticulosa. Y cuando me abraza sin decir nada, siento que todo en la vida tiene sentido.

Y es la favorita de su abuelo. Como si alguien pudiera negarlo.

Las tres son tan diferentes, pero juntas... son todo.

—Y nosotros que pensábamos que tres eran demasiado —dice con una sonrisa —¿los gemelos se han dormido?

Antes de que pueda responder, un llanto agudo se escucha desde la habitación del fondo. Seguido de otro. Mi esposo echa la cabeza hacia atrás mientras se ríe.

—Parece que nuestros hijos aman torturarnos —dice.

Nos aseguramos de que las trillizas no corren peligro antes de ir a la habitación de nuestros gemelos. Una sonrisa crispa mis labios cuando miro la cuna.

Un desastre llamado amor.(SL#6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora