– Desconexiones
Bella abrió lentamente los ojos al sonido del golpeteo leve de la lluvia contra la ventana del hospital. El cuarto estaba tenuemente iluminado, la lámpara de la esquina proyectaba una luz cálida sobre la pared. El silencio se sentía espeso, casi reverente, como si el mundo entero contuviera la respiración.
Se había despertado temprano esa mañana, después de ese sueño extraño, o más bien recuerdo: el trato con Teresa. Habían acordado volver a sus cuerpos por un breve tiempo. Solo unos días para despedirse, para cerrar ciclos. Pero... algo se sentía diferente. Muy diferente.
Estaba absorta en sus pensamientos cuando escuchó la puerta abrirse. Primero fue el sonido de pasos suaves, rápidos. Luego, voces contenidas que murmuraban su nombre con emoción y alivio.
—¿Bella? —preguntó Alice, avanzando con una sonrisa cautelosa, los ojos ligeramente húmedos.
Tras ella entraron todos: Edward, Esme, Emmett, Rosalie, Jasper... y más atrás, Carlisle y Caius.
Y entre todos, también estaba ella. Una chica a la que no reconocia del todo.
Bella se quedó inmóvil, observando el rostro joven, hermoso y misterioso de la chica que no reconocía. Tenía algo salvaje en sus ojos, algo cálido... y al mismo tiempo, inquietante. Sentía que todos sabían exactamente quién era esa muchacha, excepto ella.
—Bella —dijo Mia, dando un paso al frente con una sonrisa esperanzada.
—¿Quien eres? —preguntó Bella suavemente, sus cejas fruncidas.
Un silencio cortante cayó sobre la habitación. La sonrisa de Mia se apagó como una vela en el viento.
—Soy Mia... tú me conoces. Bueno, sí me conocías.
Bella negó con la cabeza, confundida. Y justo entonces, Carlisle se adelantó, sus ojos llenos de emoción contenida.
—Bella... estás bien. —Su voz sonaba como un suspiro de alivio, y en un gesto casi inconsciente, acarició su rostro con ternura.
Antes de que pudiera decir algo más, Caius se aproximó también. Había una intensidad en su mirada, una mezcla de preocupación, amor y temor. Ambos hombres se acercaron con la misma intención: tocarla, abrazarla, besarla quizás.
Pero Bella, abrumada, retrocedió de inmediato, levantando las manos para marcar distancia.
—No... no hagan eso —dijo en voz baja, apenas audible.
Carlisle detuvo su avance, su mano extendida en el aire. Caius apretó los labios con fuerza, su mandíbula temblando por la tensión.
—¿Bella? —preguntó Esme, con evidente preocupación.
Bella los miró a todos, uno por uno. Su rostro palideció. No entendía nada.
—No sé qué está pasando... no sé quiénes son ustedes en realidad —murmuró—. Yo solo... quiero ver a mi papá otra vez.
El impacto fue inmediato. El ambiente en la sala se tensó como una cuerda a punto de romperse. Edward bajó la mirada. Alice dio un paso atrás. Esme cubrió su boca con la mano.
—¿Qué está pasando? —susurró Mia, con el corazón quebrado.
Caius y Carlisle se quedaron en silencio, heridos. Había algo irreal, trágico, en la distancia que ahora se alzaba entre ellos y la mujer a la que amaban.
¿Acaso Teresa ya se había ido? ¿Y con ella, el corazón de los dos antiguos y eternos vampiros?
—¿Qué haremos si ella ya no recuerda a ninguno de nosotros...? —susurró Esme, más para sí misma que para los demás.

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Renacer en otra piel [CREPÚSCULO]
Fantasy-En proceso de reescritura- Cuando Teresa Chávez muere a manos de Fernando, su historia debería haber terminado. Pero en ese mismo instante, en un lugar muy lejano, Bella Swan también fallece, consumida por la depresión tras el abandono de Edward Cu...