SEMANAS DESPUES
POV – Eijiro Kirishima
El cielo todavía estaba teñido de tonos azules y morados cuando llegamos. El rocío aún cubría las hojas y el viento de la mañana golpeaba con suavidad, como si también quisiera desearme suerte. Eran las 8:00 a.m. y yo llevaba los nervios por encima del corazón, temblando un poco aunque hiciera frío o no.
—¿Estás bien, Kiri? —preguntó Sero, bajando del auto con una caja de luces en los brazos.
—No lo sé... —respondí con una sonrisa tensa—. ¿Así se siente antes de hacer algo que te va a cambiar la vida?
Mina se estiró con una sonrisa amplia y soñolienta, tapándose un bostezo con la manga del buzo.
—Así, o como si te fueras a tirar de un acantilado sin paracaídas. Pero tranquilo, estás en buenas manos —me guiñó el ojo—. Hoy todo va a salir perfecto.
Miré hacia lo alto de la colina. Ese lugar tenía algo mágico. Habíamos escalado ahí muchas veces, siempre por entrenamiento, a veces por despejarnos. Pero esta vez, no era por fuerza. Era por amor.
Empezamos a trabajar enseguida. Colocamos luces cálidas entre algunas piedras estables, ocultándolas de forma que no parecieran decorativas a simple vista, pero al encenderlas más tarde darían una calidez especial. Mina distribuyó pequeños ramos de girasoles silvestres en puntos estratégicos, sobre todo cerca del borde donde el mar podía verse extendiéndose al infinito.
—Esto es increíble... —dije en voz baja mientras los observaba trabajar—. No puedo creer que esté pasando de verdad.
—Créelo, futuro prometido —canturreó Mina
Sero apareció a mi lado con una cinta y una sonrisa medio burlona.
—¿Seguro que no prefieres ir con fuegos artificiales y un helicóptero con un cartel que diga "¡Cásate conmigo, Bakugo!"?
Solté una risa entre dientes.
—Él me mataría. Literalmente.
—Entonces esto está perfecto —dijo Mina, ajustando el último detalle—. Simple, fuerte, honesto. Como ustedes.
La brisa se levantó justo entonces, como si el mismo cielo estuviera de acuerdo.
Cuando todo quedó listo, el sol empezaba a asomar entre los árboles, tiñendo el cielo de tonos dorados. Me quedé observando el lugar, memorizando cada detalle, intentando imaginar su cara cuando llegara. Sentí cómo el pecho se me encogía, entre emoción y miedo.
—Vamos, Kiri —dijo Mina, dándome una palmada en la espalda—. Aún falta una parte importante. El anillo.
Asentí con fuerza, aunque mi corazón temblaba como hoja en tormenta.
Mis manos temblaban en el volante. No por el frío de la mañana, sino por los nervios que me estaban carcomiendo desde dentro.
—¿Estás respirando? —preguntó Mina desde el asiento del copiloto, abriendo un paquete de galletas como si estuviéramos yendo a un picnic, y no a elegir el anillo con el que le pediría matrimonio a Bakugou Katsuki.
—Intento —admití, con una risa ahogada.
Sero, desde el asiento trasero, se estiró con un bostezo.
—¿Estás seguro de que no quieres que estemos ahí cuando se lo pidas? Yo puedo grabar con el dron...
—¡No! —respondí enseguida, soltando una carcajada nerviosa—. Esto es entre él y yo. Pero gracias, en serio. Ustedes me están ayudando más de lo que se imaginan.
ESTÁS LEYENDO
Recuerdos de lo que fuimos (Kiribaku)
Romance🧠💔 ¿Qué pasa cuando olvidas al amor de tu vida... pero él sigue ahí, fingiendo que nada ocurrió? Tras una misión fallida, Bakugou Katsuki despierta sin recuerdos de los últimos años... incluyendo su relación con Kirishima Eijirou. Los médicos advi...
