Capitulo 19

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POV - Katsuki Bakugou

El techo de la habitación tenía una pequeña grieta en una esquina. Ya la había visto antes. Muchas veces. Pero esa mañana me quedé mirándola demasiado tiempo, como si fuera más interesante que el puto remolino que tenía en el pecho.

El brazo de Eijiro pesaba sobre mí. Su respiración seguía un ritmo tranquilo, su rostro descansaba en mi pecho, justo sobre el lugar donde todo me dolía ayer. Donde sentí que mi cuerpo iba a rendirse otra vez. Donde pensé... que no iba a volver a despertar.

Mis dedos se movieron por instinto, enredándose en su cabello. No quería que se moviera. No todavía. Me gustaba sentirlo así, como una ancla. Como un maldito cable a tierra que no me dejaba caer al fondo.

Porque anoche estuve cerca. Jodidamente cerca.

Tragué saliva y cerré los ojos un segundo. Las imágenes se repitieron como una película rota: el grito de Mina, la discusión, la revelación del beso con Tetsutetsu —ese maldito error—, el vacío que me llenó de golpe. Y luego, el dolor.

No era la primera vez que me pasaba.

Había algo más que miedo, algo más que rabia. Algo que estaba dentro de mí desde la pelea con All For One. Desde esa maldita explosión donde todo cambió.

Mi corazón nunca volvió a latir igual después de eso.

Lo sentía a veces, en las noches de entrenamiento intenso, en las misiones largas. Palpitaciones raras. Dolor agudo. Me escondía. Me aguantaba. Porque si lo decía en voz alta... entonces sería real.

Y yo no quería cargar con otra debilidad.

Pero ahora Eijiro sabía.

Y verlo llorar, verme así... dolía más que cualquier punzada en el pecho.

—Katsuki... —susurró de repente, como si hubiera sentido que pensaba demasiado.

—¿Te desperté? —mi voz salió más suave de lo normal. Odio cuando me sale así.

Negó con la cabeza, sin moverse de su lugar.

—Te sentí tenso.

Mis dedos se detuvieron sobre su cabello.

—Estoy bien.

—No lo estás —respondió con calma, sin presionarme, solo... diciendo la verdad.

Suspiré.

—No me pasaba desde antes de perder la memoria. No así de fuerte —admití, en voz baja, como si me costara escupir cada palabra—. Desde... después de pelear con Shigaraki. Cuando me destruyó el corazón, ¿recuerdas?

Eijiro levantó la cabeza apenas para mirarme. Sus ojos se habían suavizado. Ya no había angustia, solo... dolor compartido.

—Sí. Lo recuerdo todo, Blasty.

No dije nada. Solo asentí.

—¿Y ahora qué? —pregunté, con una risa amarga que no tenía ganas de salir—. ¿Voy a desmayarme cada vez que me enoje?

—No —respondió de inmediato, y su determinación me hizo mirarlo directamente—. Pero vamos a cuidarlo. Vamos a cuidar de ti. Juntos.

Me perdí un segundo en sus ojos. Me odiaba por necesitar tanto su voz. Su calidez. Por sentirme tan dependiente de este idiota de sonrisa fácil y corazón blindado.

Pero me salvaste. Otra vez.

—No digas "vamos" como si fueras un enfermero o algo —intenté molestar, para aligerar el ambiente—. Eres pésimo cuidando gente, recuerdas cuando le pusiste hielo a Kaminari... en el tobillo equivocado.

Recuerdos de lo que fuimos (Kiribaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora