Recuerdos de lo que fuimos (Kiribaku)

Capitulo 18💕

POV – Eijiro Kirishima

—Voy a tener que dejarles el carro, muchachos. Tengo que pasar por unos papeles al distrito sur... papeleo legal de la misión y esas cosas —nos avisó Fatgum, con su tono usual de confianza mientras se quitaba el cinturón y abría la puerta.

—¿Quieres que lo estacione en la agencia por ti? —le pregunté sin pensarlo.

—Claro, Red Riot. Sé que lo cuidarás. Y Dynamight... compórtate —añadió en tono de broma antes de cerrar la puerta con un portazo.

No lo supe en el momento exacto. No cuando escuché sus pasos alejarse ni cuando el silencio se adueñó del interior de la van... pero algo en el ambiente cambió apenas quedamos solos.

Giré un poco la cabeza para ver a Dynamight.

Su perfil serio, la línea de su mandíbula tensa, los ojos mirando el cristal con ese fuego que aún no se había apagado del todo desde que grito "mío" frente a todos.

Y entonces se volvió hacia mí. Lento.

—Tú... —empezó diciendo, sin llegar a terminar, porque sus dedos ya estaban tomando la parte delantera de mi traje, acercándome hacia él.

—¿Sí? —pregunté con una sonrisa contenida.

—Me estás mirando como si no hubieras tenido suficiente.

—¿Y si no he tenido?

No hizo falta que respondiera. Me jaló con una fuerza directa, pero llena de necesidad contenida, y sus labios se encontraron con los míos en un beso rápido, cargado de esa urgencia que venía acumulando desde que lo tuve contra la pared la noche anterior. Lo besé de vuelta, con hambre, con ganas. Mis dedos buscaron su cintura, como siempre hacía cuando quería recordarle lo pequeño que era entre mis brazos... lo mío que era.

—Eijiro... —susurró contra mi boca, esa voz suya tan rasposa, tan malditamente provocadora.

—¿Mhm?

—No te pongas suave ahora.

Sonreí contra sus labios y lo atraje hacia mí, haciéndolo pasar sobre mis piernas. El interior del carro era estrecho, pero eso no nos detuvo. Rodeó mi cuello con los brazos, con el mismo instinto que lo había hecho horas antes. Como si su cuerpo recordara cómo era aferrarse a mí.

Lo besé más lento ahora, con los dedos en su cintura, sintiendo el leve temblor que recorría su espalda cada vez que lo presionaba más contra mí. Su cuerpo caliente contra el mío, su respiración agitada y el rubor que subía por su cuello, ese que me encantaba provocar.

—No es justo que puedas hacerme esto —murmuró entre jadeos suaves—, que me hagas sentir así y después te comportes todo profesional afuera.

—¿Y qué esperas que haga, Dynamight? —susurré en su oído—. ¿Que te arrincone contra un edificio entre cámaras?

—No... —rió entre dientes, con la frente apoyada contra la mía—. Pero joder, cómo me gusta que lo pienses.

Acaricié su espalda, por encima del traje, y sentí cómo se arqueaba apenas mis dedos bajaban por su cintura.

—¿Y si te digo que no quiero llegar a la agencia todavía? —preguntó en voz baja, entrelazando sus dedos con los míos.

—Te diría que estás jugando con fuego.

—Perfecto —respondió con una sonrisa que se parecía mucho a la mía cuando estoy por romper una roca con los puños.

Lo abracé más fuerte, dejando que nuestros cuerpos se encajaran como lo habían hecho tantas veces, sin importar el lugar.