Entramos, y escuché cerrarse la puerta mientras caminaba al escritorio.
Tomé valor.
—Toma asiento —le dije tranquila, mientras me sentaba en mi silla. La verdad estaba inquieta y nerviosa.
¿Qué tenía que decirme?
Ya había dicho bastante la misma noche anterior.
Jimin se sentó frente a mí, y colocó un sobre amarillo bastante arrugado encima del escritorio, no me había percatado que lo llevaba.
—¿Qué es eso? —pregunté, ladeando la cabeza.
—Ya verás...
—Ábrelo entonces —dije impaciente.
—No, aún no.
—¿Entonces? —fruncí el ceño.
—Escucha... Yo...
—¿Si?
Se pasó la mano por el pelo.
—Quiero terminar con esto de una buena vez —dijo sin rodeos, y me miró.
Me quedé mirándolo también, y apreté los labios.
¿Terminar? ¿Terminar con qué?
—Te escucho, entonces —aclaré mi garganta, tratando de sonar indiferente ante él.
Se puso un poco más cómodo en la silla, recargándose hacia atrás y abriendo las piernas. La típica y sexy pose de varón.
Lo observé atentamente.
Mierda, estaba guapísimo.
Llevaba jeans claros, camiseta negra y un saco informal al igual negro, con botas timberland.
Suspiró antes de comenzar a hablar.
—Estoy harto, ¿sabes? —volvió a suspirar, ahora un poco más profundo—. Demasiado harto de todo esto... Todo anda mal, las cosas no me salen bien, no duermo mucho últimamente y creo que incluso he bajado de peso.
Me quedé en silencio.
¿Por qué me decía esas cosas?
¿A qué quería llegar con todo eso?
—Am... debes cuidarte, Jimin —fue lo único que se me ocurrió decir.
Pero la verdad, por dentro estaba más que preocupada por "mi bebé".
Tenía tantas ganas de abrazarlo y cuidarlo hasta que se quedara dormido, como lo hacía en el pasado.
—Lo sé, debo ser como antes.
—Sí, has cambiado... —torcí los labios.
—¿Ah sí? —me miró curioso.
—Sí, y no creo que de una buena manera... —ya no era el mismo de antes, y eso dolía un poco.
—¿Y eso te molesta?
—Pues, detesto que las personas cambien... —miré hacia otro lado.
Suspiró.
—Bueno, tuve que ver cómo te enamorabas de alguien más, dime si tú no cambiarías después de eso —dijo serio.
Se me secó la garganta.
No supe qué mierda responder ante eso.
Él sabía a la perfección, cómo hacerme perder la cabeza, cómo confundirme y desconcertarme.
Me aclaré la garganta, e intente actuar normal y tranquila, aunque por dentro mi pequeña subconsciente estuviera muriendo por tanta lluvia de emociones.
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Una flor sin pétalos
FanfictionTodos en algún momento de la vida, nos encontramos con alguien en nuestro camino. Una persona a quien no puedes dejar de mirar, así haya un millón más a tu alrededor. Esa persona que te roba el aliento con simplemente mirarla de lejos, y que al esta...