46.- Un eterno hogar.

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Playlist: Daylight - Taylor Swift. 


Valentina.

Es curioso como el tiempo parece volar cuando dejas de tener miedo al futuro. Como, cuando comienzas a vivir, los días ya no pesan como antes.

Solo pasan.

Y de pronto, sin darte cuenta, llega el día que jamás pensaste que sería tuyo. De pronto, estás frente al espejo, con un vestido blanco y el corazón en la garganta, preguntándote en qué momento la vida se volvió esto: hermosa, impredecible, tuya.

Hoy es uno de los mejores días de mi vida. 

Hoy es el día de mi boda con Dante.

Ha pasado un año desde que nos comprometimos. Un año que ha sido como transitar en una montaña rusa de emociones, llena de subidas, pero también de bajadas abruptas que nos robaban el aliento. Pero al final, siempre llegábamos al mismo sitio.

Ha sido un año duro, uno en donde tuvimos que aprender a vivir al ritmo del otro, en donde poco a poco fui retomando la vida que creía perdida, volví al trabajo, recuperé la relación con mi hermano, y los días comenzaron a ser coloridos otra vez.

La vida comenzó a sentirse como siempre debió de haberlo hecho.

Tomo una inhalación mientras observo mi reflejo en el espejo. Sonrío al mirar cada detalle del vestido que se ajusta a mi cuerpo de manera exacta.

No sé cómo explicarlo...

No es solo un vestido.

Es como si alguien hubiese tomado cada parte de mí —mis luces, mis dudas, mis ganas de empezar de nuevo— y lo hubiera convertido en tela.

No es el vestido que habría elegido hace unos años.

Antes pensaba que una novia debía usar algo grande, con volumen, encaje por todos lados y algo que hiciera suspirar a todos los invitados. Pero este... este es diferente.

Es simple, pero precioso. Tiene una caída suave, natural, como si estuviera hecho para mí. El blanco no es ese blanco brillante que parece sacado de una vidriera, es más bien un marfil cálido, que se ve bien con mi tono de piel y con la luz del atardecer. La tela tiene un brillo muy sutil, apenas visible cuando camino, como si reflejara un poco de luz sin querer robarse toda la atención.

La parte de arriba es ajustada, pero cómoda. Tiene tirantes finos y un escote en V que me hace sentir linda sin exagerar. La espalda está descubierta hasta media altura, y eso es lo que más me gusta: se ve elegante, pero también moderno. Nada se siente forzado. Me puedo mover, respirar, caminar sin que me pese.

Mi cabello cae en ondas suaves, como si las hubiera peinado el viento. Lo dejaron suelto en su mayoría, pero tomaron un par de mechones de los costados y los recogieron hacia atrás, en una trenza fina que se une justo en la parte trasera de mi cabeza. Es delicada, casi imperceptible, pero le da forma al conjunto y mantiene mi rostro despejado.

No llevo velo tradicional. Solo una capa ligera de tul transparente que nace desde la trenza y cae hasta la mitad de mi espalda, lo suficientemente sutil como para que el viento la mueva sin esfuerzo.

Un par de toques se escuchan en la puerta, volteo brevemente al mismo tiempo que esta se abre, y aparece mi hermano.

—Oh, wow —la sonrisa que se abre paso en sus labios es radiante —luces preciosa.

—Gracias. ¿Las chicas están listas?

—Claro que sí, lucen adorables con sus vestidos —se ríe mientras se acerca —¿Cómo te sientes, Val?

Un desastre llamado amor.(SL#6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora