Addison y Asher salieron de los arbustos como si no hubieran escuchado nada de la conversación.
Addison intentaba sonreír lo más natural posible, aunque le costaba más sabiendo ahora lo que su hermana sentía.—Lamento la tardanza —se disculpó Asher.
—¿Y las bebidas? —preguntó Melody.
—¿Qué bebidas? —respondió Addison, confundida.
Asher la golpeó levemente en el brazo, haciéndola reaccionar. —¡Ah, esas bebidas! No las encontramos —improvisó.Melody y Ryan los miraron extrañados, pero decidieron no cuestionar nada.
—Bueno... ¿qué tal si seguimos con el recorrido? —propuso Asher.
Todos estuvieron de acuerdo. Mientras Addison y Asher iban adelante, Melody y Ryan caminaban riendo detrás. Dejarlos solos para hablar había funcionado bastante bien. Addison les mostró cada rincón de Auradon hasta que el recorrido por fin terminó.
—Bueno, eso fue todo. Si tienen alguna duda o si no tienen nada que hacer y quieren divertirse, solo búsquenme. Ahora los dejaré un rato para que se instalen mientras voy con Ben —dijo Addison.
Se despidió de todos y se dirigió al despacho del joven rey. Mientras caminaba, recordaba todo lo que había aprendido en Auradon. Aún le faltaban cosas por descubrir, pero ya conocía lo más importante. Al llegar, tocó la puerta y esperó.
—Adelante —se escuchó desde dentro.
Addison entró y encontró a Ben arreglándose frente a un espejo, lo cual le causó algo de gracia.
—No te rías y ayúdame con los botones de las mangas —le pidió él, medio divertido.
Addison se acercó y lo ayudó, mientras tarareaba una dulce melodía.
—¿Qué cantás?
—Solo algo que ha estado apareciendo en mis sueños últimamente.
—Ya veo… Por cierto, ¿no deberías usar vestidos? Quiero decir, eres reina ahora.
—Ay, Bennie, no quiero usar vestidos que no me dejen correr. Claro que los uso de vez en cuando, pero prefiero mi ropa cómoda.
—¿Y por qué no usás zapatos normales en lugar de esos tacones?
—¡No te metas con mis bebés, Ben! Eso sí que no te lo permito.
Ben se echó a reír. Era justo lo que necesitaba últimamente, y Addison lo sabía mejor que nadie. Las obligaciones de gobernar podían ser agotadoras. A veces no entendía cómo Mal no se cansaba. Ella aún no era reina, pero siempre acompañaba a Ben.
—¿Y para qué te arreglás tanto hoy?
—Tendré una cita con Mal. Hoy le toca a ella organizarla.
—Espero que te diviertas mucho. Necesitás descansar.
—Gracias, Addy. ¿Te molesta si te dejo encargada aquí?
—No hay problema. Anda a disfrutar con tu chica.
Ben se fue feliz, y Addison se quedó caminando por el despacho. Aquel lugar, que antes pertenecía a su tío Adam, ahora era de Ben. Se sentía feliz de verlo cumplir su sueño de ser rey, algo que llenaba su corazón.
Llenó algunos papeles por él, pero solo los que hablaban de su propio reino, ya que no quería causar problemas.
Cuando terminó, golpearon la puerta.—Adelante.
Jane entró junto con Sebastián, y ambos se sorprendieron al verla.
—Hola de nuevo, Addy. ¿Qué hacés aquí?
—Ayudando a Ben con algunos papeles, pero ya terminé.
—Ah, está bien. Solo venía a dejar algo.
—Tranquila, dejalo por ahí.
Jane le hizo caso y dejó lo que traía.
—Bueno, Jane, fue un placer pasar el rato contigo, pero ahora es momento de estar con mi querida Addy —interrumpió Sebastián.
—Está bien. Yo tengo algunas cosas que hacer, pero si me necesitan, solo búsquenme, ¿sí?
Jane le entregó a Addison a Sebastián y luego se despidió de ambos.
—Qué niña más dulce —comentó Sebastián.
—¿Más que yo?
—No, tu eres más dulce.
Addison rió, salió del despacho y cerró la puerta.
—¿Qué te parece si damos un paseo?
—Me encantaría.
Addison le iba contando todo lo que había sido su año en Auradon. Sebastián la escuchaba atentamente, le encantaba oír a sus niñas.
Ella caminaba tranquila, mientras varios estudiantes la miraban curiosos. No todos los días se veía a alguien charlando con un cangrejo.Por otro lado, Melody se encontraba junto a su primo.
Le costaba iniciar una conversación con él, pero lo intentó:—Y... ¿nervioso por tu primer año aquí?
—Un poco. Aunque después de mi charla con Ryan, creo que estaré bien. ¿Y tú?
—Oh, vamos, Mel. Soy el gran Asher, no le tengo miedo a nada.
—Ojalá tuviera tu seguridad.
—No te sientas mal, Mel. Nos gustás tal y como eres. No necesitás cambiar por nadie.
—¿Creés que sería una buena reina?
La pregunta tomó a Asher por sorpresa, pero le dedicó una sonrisa sincera.
—Serás de las mejores. Pero no se lo digas a Addison.
Melody rió y lo abrazó.
—Lo siento, Asher.
Él se quedó en silencio y la abrazó con fuerza.
—Tranquila, no es tu culpa.
Melody se alejó un poco, molesta.
—¿Por qué sigues diciendo eso? No está bien, Asher. Yo no merezco ser la reina. Todos sabemos que ese lugar te corresponde a ti.
—Mel, no fue tu decisión. Todo eso fue solo un capricho de nuestro abuelo.
—Ya lo sé. Pero... ¿no sientes ningún tipo de rencor hacia mí? ¿Por qué?
—Porque eres mi prima, Mel.
Melody rompió en llanto y volvió a lanzarse a los brazos de Asher.
Él la sostuvo con fuerza. Melody era la más pequeña, la última en nacer, y para Asher, ella era su todo. Siempre la iba a cuidar, sin importar qué pasara. Melody estaba a salvo en sus brazos.

ESTÁS LEYENDO
Entre La Corona Y El Mar
FantasyAddison Rose Maris Montclair, hija de Ariel y Eric, creció protegida tras ser secuestrada por Úrsula. Sus únicos amigos eran Ben, el futuro rey de Auradon, y Jane, hija del Hada Madrina. Pero cuando sus padres deciden enviarla a Auradon para hacer n...