51. Colombia II

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Capítulo 51
Colombia II





*este capítulo inicia con una escena íntima, os la podéis saltar sin perder en la trama. El final está marcado con un espacio.





Siento el pulso acelerárseme. Los latidos amenazan con escapar de mi corazón. Las manos de Dani se deslizan sobre mi estómago descubierto hasta el nudo que mantiene mis pantalones en su sitio.

Lo deshace con una habilidad asombrosa. Sé que no soy su primera vez: tenemos veintidós años y me consta que ha habido otras chicas antes.

No me importa. Porque esta es nuestra primera vez.

Mis dedos trazan los cuadrados de su abdomen, por muchos edits que le hagan, nunca harán justicia a lo bueno que está en persona. Se ha esforzado por mantener una rutina de gimnasio, y se nota.

Sigue besándome a la par que se deshace de mi ropa. Con un brazo mantiene su cuerpo por encima del mío, con otro hace maldades apartando mi ropa interior.

No hemos encontrado el cartel de no molestar, pero el calcetín de Kruffy que hemos puesto en la puerta es un mensaje alto y claro.

Somos un amasijo de manos, piel, besos en la clavícula que bajan poco a poco hasta el ombligo y lo que viene después. Es tan intenso.

Dani sabe perfectamente lo que hace. Traza las curvas de mi cuerpo con cariño, con paciencia, pero con un hambre que tiene mi piel ardiendo. Pasa su lengua por los sitios correctos en los momentos correctos.

Un suspiro ahogado escapa de sus labios cuando yo hago lo mismo. Con una mano coloca mi pelo en una cola de caballo, con la otra, agarra las sábanas en un puño.

—Dios.—susurro tomando aire.

Me pierdo en él hasta que tira de mí hacia arriba. Me coloca sobre él, cuando nuestras miradas chocan, siento que me quemo. Nunca antes me habían mirado con tanto deseo.

—Alicia.—carraspea con la voz gruesa.—¿Tienes...?

Se me escapa una risa tonta, o por los nervios o por la anticipación o porque no tengo condones, pero da la casualidad de que mi compañero de cuarto sí. Me los enseño el otro día, y no tuve otra que meterme con él diciéndole que se le iban a caducar.

Bueno, al menos yo puedo darles uso.

No creo que eche uno en falta, ¿no?

Le lanzo el plástico azulado a Dani, que lo caza al vuelo con otra sonrisa de lado. La suya claramente es de expectación. Le entiendo. Llevamos ya semanas besándonos, y no es que haya que tener prisa por dar el siguiente paso, pero cada vez que estamos juntos es tan intenso, que siento necesidad de llegar al siguiente nivel.

No es una exageración que siento como si me hubieran prendido fuego cuando siento su lengua sobre mis labios.

Volvemos a besarnos con ansía. Los dos al borde de la desesperación.

—Dani.—murmuro llenando su cuello de besos húmedos.

—¿Lista?—dios mío, sí.—Si te duele o necesitas parar, por favor avísame.—asiento con la cabeza mientras parte el envoltorio azulado.

Sólo puedo decir una cosa: bendito sea el día que conocí a Daniel Alonso.






Cada día de la vuelta al mundo es más random que el anterior. La locura del día cuarenta y tres ha sido conocer a Roro, la chica que lo está petando en Tiktok con sus recetas y su contenido. Pero cuando digo petando, me refiero literalmente a eso. Nos ha contado que se ha tenido que comprar un móvil sólo para la plataforma porque cada vez que abre la aplicación le explota el teléfono.

Cien Noches | YosoyPlex y AdridobylusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora