Capitulo 9

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POV: Bakugou Katsuki
—Sueño—

Había sol.
Ese tipo de sol cálido que no quema, que solo acaricia.

Y una risa.
Una risa que resonaba en el aire como si estuviera hecha para calmarme.
Estaba en algún parque —no lo reconocía, pero se sentía familiar— y el césped era suave, tan real que podía olerlo.
Yo estaba recostado, y alguien jugaba con mi mano.

—¿Te molesta si me quedo así? —preguntó esa voz, tan cercana, tan segura.

—No —respondí, sin pensarlo. Porque no. No me molestaba.
Me gustaba.

Mucho.

Era cálido.
Era seguro.
Me hacía sentir... en casa.

Me giré y lo vi.

Esa sonrisa.
Esos dientes.

Tan nítidos.
Tan brillantes al sol.
Tan idénticos a los que he visto en mis recuerdos.
Y me estaba mirando con ternura.
Con algo más.

—Te ves tonto cuando duermes —se burló.

—Cállate —le respondí, como siempre.

Y él rió.
Y se acercó.
Y me besó.

Suave.
Tierno.
Con una dulzura que me desarmó desde el primer roce.
Mi corazón latía fuerte. Mis dedos se aferraban a su camiseta como si pudiera perderlo si no lo sostenía.

Pero entonces...

La cara cambió.

Ya no era un rostro indefinido.
Ya no era esa bruma cálida del recuerdo.
Ya no era una sensación...

Era Tetsutetsu.

Con su sonrisa idéntica.
Sus ojos grises.
Su voz.
Sus malditos dientes.

Retrocedí.
Me empujé a mí mismo para alejarme.
Tropecé con nada y caí.
Y la risa se volvió más lejana, más hueca.

—¿Qué pasa, Bakugou? —preguntó su voz.

Y yo... no podía responder.
Porque el miedo se me había atascado en la garganta.

—Fin del sueño—

¡Ah!
Me incorporé bruscamente en la cama, empapado en sudor.
El cuarto estaba oscuro, apenas con una línea de luz entrando por la ventana.

Mi respiración era agitada.
El corazón me latía en los oídos.
Tenía el pecho apretado, y las manos temblorosas sobre las sábanas.

Me toqué los labios.
Todavía sentía ese beso.
El calor.
La dulzura.
La traición.

¿Por qué carajos soñé con eso?

¿Era él?
¿Era Tetsutetsu el que estuvo conmigo antes del accidente?
¿Me están mintiendo?

¿O soy yo el que está fallando?

Me levanté sin pensarlo, caminando hasta el baño.
Encendí el agua del grifo y me lancé un puñado a la cara.
Pero el reflejo en el espejo seguía viéndose igual de confundido.

¿Qué estás haciendo, Bakugou?

¿Qué estás sintiendo?

¿Por qué ese maldito sueño se sintió tan bien... si no era con Kirishima?

Me apoyé en el lavabo, dejando caer la cabeza hacia abajo.
Una gota de agua resbaló por mi cuello.
Pero no se sentía como agua.

Se sentía como otra grieta más en esta memoria rota.

Recuerdos de lo que fuimos (Kiribaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora