Capitulo 7

51 5 0
                                        


Katsuki Bakugou – POV

Escuché el crujido de la madera antes de abrir los ojos por completo.

Un par de pasos, suaves, pesados. Kirishima.

Sabía que era él.

Aquel idiota tenía una forma tan... ruidosa de existir incluso en su intento de no molestar. Me giré en la cama, aún medio adormilado, mientras escuchaba cómo abría la puerta del cuarto de invitados y caminaba hacia la cocina. Probablemente a preparar otro desayuno perfecto, porque ese tipo parecía hecho para fingir que todo estaba bien.

Me levanté con desgano. El aire en la habitación tenía un olor fresco, a sal marina. El viaje no había estado mal... aunque me fastidiaba admitir que el paisaje me había gustado.

Lo encontré de pie junto a la cafetera, dándome la espalda.

—Oye, Kirishima —dije sin mucha emoción.

Se giró, con una taza a medio llenar.

—¿Sí?

—¿Me llevas a mi agencia hoy?

Parpadeó. Pareció sorprendido por la petición.

—¿Eh? ¿Quieres ir hoy?

—Sí. Quiero conocer a mis compañeros. Ver qué tanta mierda he olvidado.

Dudó. Pude verlo en su rostro. Como si algo le dijera que no era buena idea. Pero después de unos segundos, asintió.

—Está bien. Aunque tengo trabajo, veré cómo acomodarlo.



El viaje en el auto fue silencioso al principio. Él conducía, yo miraba por la ventana. Estábamos dejando atrás el mar, la carretera se abría entre árboles y colinas.

—¿Cuál es tu Quirk? —pregunté de golpe.

—¿Ahora te interesa?

—Solo quiero saber con qué clase de tipo he estado conviviendo.

Me respondió sin molestarse.

—Endurecimiento. Puedo hacer que mi cuerpo se vuelva increíblemente duro, casi impenetrable. Aguanto golpes directos, protejo civiles... cosas así.

—¿Y tu nombre de héroe?

—Red Riot.

Red Riot.

No me sonaba de nada. Pero algo en el nombre me pareció... molesto.

—No suena tan impresionante como para haber estado a mi lado —solté, sin filtro—. Si te hubiera conocido de cero, te habría considerado de los mediocres.

Vi cómo su expresión cambiaba de inmediato. No me miró. Pero sus manos se aferraron más fuerte al volante.

—Tu Quirk suena básico. Aguantar golpes. Cualquiera puede hacer eso si entrena. No tiene mucha ciencia.

Y ahí fue cuando el auto se detuvo bruscamente.

El chirrido de los frenos contra el asfalto me hizo fruncir el ceño. Me iba a quejar cuando sentí sus manos tomar las mías.

Con fuerza.

No con violencia, pero con dolor. El tipo de agarre que te sacude el alma sin mover un músculo.

—¡Basta, Bakugou! —gritó.

Me quedé helado.

—¡Basta ya de tratarme como si no sintieras nada! ¡Basta de fingir que soy un extraño! ¡De menospreciar todo lo que soy como héroe, como persona, como... como lo que fuimos!

Recuerdos de lo que fuimos (Kiribaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora