Alma y corazón.

XXI.

Tras una intensa preparación, guiada por su madre y el riguroso estudio junto a Lan QiRen, Wei Ying, Lan Zhan y Madame Lan llegaron a Caiyi. El callejón, testigo de un encuentro anterior entre el gran maestro y el primer jade, volvía a ser el escenario de un momento crucial.

-Bueno, familia, antes de comenzar, quiero explicarles algo -dijo Wei Ying, con la habitual elocuencia que le caracterizaba-. Esta brújula me permitirá rastrear la energía espiritual del hermano XiChen. Primero, debo identificar la escencia que dejó atrás. Sin embargo, al haberse fundido con el ambiente, es necesario un reconocimiento previo. Una vez logrado, extraeré esa energía y la guardaré en la brújula. Para ello, necesito que compartan una parte de vuestra esencia, así podré afinar el proceso de identificación.

-¿Estás seguro de que funcionará? ¿Y si en lugar de la esencia de XiChen atrapas otra? -preguntó Lan QiRen con recelo.

-No hay riesgo -aseguró Wei Ying con convicción-. El método opera de la misma forma que el hechizo de empatibilidad espiritual.

Con el plan en marcha y siguiendo las instrucciones precisas, Wei Ying activó la brújula. La aguja giró rápidamente, buscando su rumbo, hasta que finalmente se detuvo. Los cultivadores, expectantes, siguieron la dirección marcada, alejándose del pueblo por el camino de tierra. Pero, de repente, la aguja comenzó a girar de forma errática. Cuando por fin se estabilizó, su nueva orientación apuntaba hacia las montañas de Gusu Lan.

-¿Qué significa esto? Wei Ying, por favor, explica -demandó Madame Lan.

-Jiang WuXian, dijiste que esto iba a funcionar -reprendió QiRen con una mirada severa.

-No hay margen de error. Probamos el método con diferentes cultivadores y siempre funcionó -respondió Wei Ying, aún seguro de su técnica-. A menos que... el hermano XiChen nunca haya salido de Gusu y se esté ocultando a plena vista.

-Tenemos que comprobarlo -sentenció Lan Zhan, montando su espada y dirigiéndose con determinación hacia la secta.

Ansiosos, llegaron hasta la residencia de las gencianas, el lugar donde madame Lan había estado recluida durante años. Fue hasta donde la brújula los guió.

-Hermano no está en ninguna parte... -Lan Zhan siente la decepción calar hondo después de buscar en todo el lugar.

-¿Qué clase de broma es esta, Jiang WuXian? -QiRen empieza a perder la paciencia.

-La aguja no deja de girar... Él está aquí -insiste Wei Ying, firme.

Un mal presentimiento embarga el corazón de Lan Zhan, uno que contradice a su tío quien asegura que el primer jade está vivo.

Sin dudarlo, Lan Zhan saca su guqin y empieza a tocar.

Una solitaria alma contempla el eterno atardecer, sentado sobre una roca. El silencio ha sido su única compañía durante demasiado tiempo. Pero de pronto, unas notas musicales irrumpen en la quietud. Se pone de pie con la respiración contenida y corre en dirección al sonido.

La música proviene de la residencia de su madre. La esperanza crece en su pecho mientras atraviesa el umbral. Pero la habitación está vacía. Solo hay un guqin que permanece flotando a centímetros del suelo. Aquel instrumento antes no estaba. Trata de comprender aquel fenómeno y al final llega a una conclusión que sería la más logica.

-¿Cuál es tu nombre? -las cuerdas vibran con la pregunta.

El niño lo termina de comprender: está muerto.

Tiene miedo, aún así extiende sus manos para tocar las cuerdas de guqin.

-Lan Huan...

El aire se torna pesado.