Capitulo 3

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Bakugou Katsuki – POV

El olor a desinfectante me repugnaba. Era estéril, ajeno. Como si cada partícula del aire me dijera que no pertenecía a este lugar. Abrí los ojos una vez más, sintiendo cómo la luz me taladraba las sienes. Me dolía la cabeza como si me hubieran partido el cráneo en dos.

Pero lo peor no era el dolor.

Lo peor era no entender qué carajo pasaba.

Apreté los dientes. Mis dedos se cerraron apenas sobre las sábanas. Todavía me costaba moverme. Todo me dolía. Y lo único que sabía con certeza era quién demonios no era ese tipo pelirrojo que se negaba a salir de la habitación.

—¿Dónde están mis padres? —gruñí, apenas girando la cabeza. Mi voz sonaba más débil de lo que quería. Más jodidamente indefenso.

El tipo —Kirishima, había dicho que se llamaba así, como si me importara— se tensó un poco.

—Tus padres no viven en esta ciudad, Katsuki. Se mudaron hace un par de años. Pero ya los contactaron. Vendrán en cuanto puedan.

Mi ceño se frunció. "¿Un par de años?"

—¿De qué estás hablando? —lo miré, desconfiado—. Los vi hace poco. Mi madre trabaja cerca del centro. Mi padre... ¿qué mierda estás diciendo?

—Katsuki, escucha... todo eso fue antes. Antes de entrar a la U.A., antes de convertirte en héroe. Has vivido muchas cosas desde entonces. Eres un héroe profesional ahora. Muy respetado. Tu madre y tu padre están bien, pero ya no viven aquí. Te mudaste tú también... conmigo.

Las palabras se sentían como bofetadas. Una tras otra. Frías. Confusas. Insoportables.

—No te creo —murmuré. Mi corazón latía rápido, demasiado rápido. Había una parte de mí que gritaba que todo eso era una broma, una pesadilla. Una trampa.

—¿Dónde están mis amigos entonces? ¡¿Dónde están ellos?!

Kirishima tragó saliva. Lo vi. Lo vi dudar. No le gustaba lo que iba a decir.

—No los frecuentas desde hace años, Katsuki. Desde que entraste a la U.A. y comenzaste tu carrera como héroe... te alejaste. Es normal, cambian las cosas, la vida. Pero... si quieres... puedo llamar a alguien de la U.A., a alguien que te era muy cercano. ¿Recuerdas a Midoriya? Vive en esta ciudad. Puede ayudarte, tal vez...

Me incorporé como pude, con una punzada ardiente en el costado. Midoriya. Ese nombre... me sonaba. Pero solo un poco. Borroso. Como una palabra escuchada en sueños.

—¿Y para qué mierda me serviría eso? —solté, cortante—. ¿Para que otro extraño venga a decirme quién soy? ¿Para que me cuenten historias que no recuerdo? ¿Me estás diciendo que toda mi vida desapareció... y que tú, un jodido desconocido, vienes a decirme que somos pareja?

Vi cómo su rostro se quebraba un poco. Ese dolor en su expresión... me irritaba. Me provocaba ganas de gritarle más. De empujarlo. De arrancarme esta maldita confusión del pecho.

—No me trates como si me conocieras —le escupí con rabia—. No quiero tu compasión, ni tus cuentos. Quiero respuestas reales. Quiero ver a mi madre. Y hasta que no esté aquí, tú no eres nada para mí.

Se quedó quieto. No dijo nada. Solo me miró. Con esos ojos tan llenos de tristeza... como si le acabara de disparar en el pecho.
Pero yo no lo conocía.
Y si era cierto lo que decía...
Entonces yo no solo había olvidado su nombre.
Había olvidado todo lo que era.

Recuerdos de lo que fuimos (Kiribaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora