Jade Jhonson es impulsiva. Y aunque se ha prometido pensar antes de actuar, pronto se encontrará envuelta en un caos romántico lleno de magia y cupidos, cuando decide acercarse a su crush y amor imposible: Andrew Price.
Andrew estudia veterinaria y...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jade Jhonson.
26 de noviembre, 2019.
Sonrío como una tonta cuando paso la página de mi cómic, recordando que lo estoy leyendo gracias a él. Fue tan lindo al comprarme tantos cómics. Aún no puedo olvidar ese beso, lo increíble que se sintió; volver a tocar sus labios con los míos, lo que me causó con un simple beso, lo que me sigue causando... Siento que me derrito, mi corazón se acelera y hay un cosquilleo en mi estómago, como mariposas revoloteando. Siempre supe que era él, porque... aunque besé a Milo—y me lamento por ello—todo con él se sintió plano. No había emoción, ni nervios, ni esa sensación de olvidar respirar. Mientras que con Andrew... han pasado cinco días desde ese beso y aquí estoy, sonriendo como una estúpida.
Andrew es el tipo de hombre que, cuando decide entregarse, lo hace y empieza a demostrarlo. Es ese hombre que siempre envidié que terminara felizmente en una relación con la protagonista en las películas. Y ahora, Andrew comienza a ser mucho más de lo que soñé. Tuve mis dudas sobre si realmente estaba seguro o si terminaría echándose para atrás. Confieso que aún conservo algunas de ellas, pero la forma en que Andrew ha venido comportándose las ha ido disipando.
Nunca esperé que fuera capaz de aparecer en mi puerta, a pesar de que le dije que necesitaba tiempo. No esperaba que me besara. No esperaba que, al día siguiente, llegara con una pila de cómics, recordándome lo increíblemente adorable y encantador que puede ser cuando se lo propone.
Quiero volver a sentirme segura con Andrew y que todo siga saliendo así de bien.
—No sabía que leyeras cómics —dice mi hermano, levantando mis piernas para sentarse en el sofá y luego apoyándolas sobre las suyas.
Miro a Eros y sonrío, reprimiendo un chillido de absoluta felicidad, como una niña a la que le han cumplido un capricho.
—Una persona muy especial me ha traído a este nuevo vicio.
—Un vicio algo caro. No puedo creer que hayas comprado tantos cómics —ojea los tomos con interés.
—Me los regaló esa persona muy especial.
Dicho eso, hago un pequeño bailecito con mis hombros, y mi hermano alza las cejas con sorpresa.
—Esa persona especial debe quererte mucho, porque ahí hay bastante dinero —señala antes de mirarme con ojos entrecerrados—. ¿Esa persona es un hombre?
—¿Por qué crees que es un hombre? —frunzo el ceño.
—¿Acaso es una mujer? —pregunta ahora.
—No.
—Ya lo sabía —dice, con seriedad—. Como tu hermano, te lo diré. Ese hombre ha invertido mucho dinero en ti con esos cómics. No cualquiera regala libros o invierte dinero en un pasatiempo, en algo que te guste o que piense que pueda gustarte. Así que valóralo.