Todas las personas esperaban con entusiasmo la gran entrada de Ben. Addison se sentía nerviosa, pero su hermana le tomó la mano para darle confianza, un gesto que le pareció muy bonito. Las trompetas comenzaron a sonar, y al mirar hacia la entrada, Ben apareció. Con cada paso que daba, todos se inclinaban en señal de respeto. Cuando pasó junto a Addison, ella hizo lo mismo, y al cruzar sus miradas, se dedicaron una dulce sonrisa cómplice.
El Hada Madrina alzó su varita para dar inicio a un nuevo comienzo.
—Benjamin Beast, ¿juras solemnemente gobernar con sinceridad durante todo tu reinado?
Ben sonrió.
—Lo juro solemnemente.
Addison sintió unas inmensas ganas de llorar en ese preciso instante.
—Entonces, con mucho honor y alegría, te nombro nuestro rey.
Pero, de pronto, alguien le arrebató la varita al Hada Madrina, lanzando un hechizo hacia el cielo. Era su amiga Jane. Addison no entendía por qué lo hacía.
—¡Hija, ¿qué estás haciendo?! —exclamó el Hada Madrina.
—Si no vas a hacerme hermosa, ¡yo misma lo haré! —respondió Jane con desesperación.
—¡Jane, suelta eso, por favor! —suplicó Addison.
—No lo entiendes, Addison… tú ya eres bonita —dijo Jane, con voz temblorosa.
Addison se sintió mal por su amiga, pero no sabía cómo ayudarla, menos aún si tenía en sus manos la varita. De repente, Mal se acercó a Jane para intentar quitársela.
—¡Cuidado, Mal! —gritó Bella.
Mal logró arrebatarle la varita a Jane. Esta corrió hacia Addison y la abrazó en cuanto pudo.
—Lo siento…
Addison la sostuvo entre sus brazos y besó su cabeza.
—Está bien. Gracias, Mal, por…
Pero Mal no tenía intención de devolver la varita.
—Mal… dame la varita —ordenó Ben, con voz firme.
—Aléjate.
—Mal, escúchame.
—¡Ben, aléjate de una vez! —gritó.
—Te lo dije, ¿no es cierto? —gritó Audrey, provocando que Mal le apuntara con la varita. Audrey retrocedió, asustada.
—¡Audrey, por Dios, cierra la boca! —exclamó Addison.
—Ya es hora —dijo Carlos, con seriedad.
—Nos vengaremos —murmuró Jay entre dientes.
—¿En serio quieren esto? —preguntó Eric, preocupado.
—No tenemos elección. Nuestros padres…
—Sus padres tuvieron la oportunidad de decidir hace años —intervino Ariel—. Es momento de que ustedes tomen sus propias decisiones.
Mal miró a todos a su alrededor y, por último, a Addison, quien la observaba con cariño.
—Creo que quiero ser buena…
—Y lo eres —dijo Ben, acercándose.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Porque escucho a mi corazón.
—Yo también quiero hacerlo —dijo Mal, con una sonrisa nerviosa—. Y mi corazón dice que no somos nuestros padres. Robar cosas no nos hará felices.

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Entre La Corona Y El Mar
FantasyAddison Rose Maris Montclair, hija de Ariel y Eric, creció protegida tras ser secuestrada por Úrsula. Sus únicos amigos eran Ben, el futuro rey de Auradon, y Jane, hija del Hada Madrina. Pero cuando sus padres deciden enviarla a Auradon para hacer n...