-En proceso de reescritura-
Cuando Teresa Chávez muere a manos de Fernando, su historia debería haber terminado. Pero en ese mismo instante, en un lugar muy lejano, Bella Swan también fallece, consumida por la depresión tras el abandono de Edward Cu...
Dato: Esto pasa SEMANAS despúes del secuestro de nuestra Teresa, lo de que paso miles de años, ya no okey?
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Entre cuerpos y verdades
El limbo seguía igual: oscuro, silencioso, suspendido en una nada que lo era todo.
Teresa flotaba, ya sin la desesperación de antes. Sus pensamientos eran un torbellino lento, y por primera vez... no sentía odio, ni miedo. Solo dudas.
—¿Nunca te sentiste vacía? —preguntó de pronto una voz.
Era Bella, o mejor dicho, la verdadera Bella Swan, parada a unos metros, en el cuerpo que alguna vez fue de Teresa.
Sus ojos estaban más tranquilos ahora, como si aquella explosión de emociones del encuentro anterior hubiera quedado atrás.
Teresa, en el cuerpo de Bella, la miró.
—Vacía... sí. Muchas veces. Pero aprendí a no llorar. No servía de nada.
Bella se sentó, o al menos, flotó como si lo hiciera. El espacio del limbo se iluminaba suavemente por la presencia de ambas. El resto era oscuridad infinita.
—¿Cómo era tu vida antes de esto? —preguntó, con un tono curioso más que acusatorio.
Teresa sonrió apenas, una sonrisa sin dientes, sin alegría.
—Una novela... mala. Mucho drama, traiciones, amores que perdi por ambision, amistades falsas, mustias mejor dicho, como Aurora por ejemplo, y tambien que mi familia prefiriera a una que me humillo antes que ami que soy su propia hija y por ultimo una Bala
—Yo también morí —dijo Bella, con la mirada perdida—. Pero no por una bala. Fue... por deprecion. Sentí que todo acababa, y luego... estaba en tu cuerpo. Y tú en el mío.
—Tal vez fue una segunda oportunidad para las dos —murmuró Teresa—. Aunque solo una de nosotras la quiera.
Bella suspiró. —No sabes lo difícil que ha sido vivir en tu mundo. La forma en que te ven, que ya no esperan de ti. No sé si admiro tu fortaleza... o si me da pena todo lo que hiciste en ese lugar.
Teresa la miró, por primera vez sin barreras. —Y tú, ¿siempre fuiste tan perfecta como todos creen?
Bella se rió, amarga. —¿Perfecta? Era una adolescente insegura, enamorada de un vampiro que brillaba. No sabía quién era. Me pasé la vida tratando de encajar... y cuando al fin sentí que pertenecía a algo, el me dejo, y morí.
Ambas guardaron silencio un momento. El limbo parecía escucharlas, como un testigo silencioso del dolor compartido.
—Te aferras a mi vida porque destruiste la tuya —dijo Bella, en voz baja—. Pero no te diste cuenta de que la mía también tenía grietas.