Ji-hoon se quedó en silencio por un momento, observando a Gi-hun con una seriedad que no le era propio de el. Luego, como si hubiera estado esperando las palabras exactas, se acercó un paso más, su presencia firme a pesar de su tamaño pequeño.
— No te preocupes. No dejaré que los toquen. — La respuesta fue sencilla, directa, pero cargada con un tono que, por un instante, recordó demasiado a In-ho.
Gi-hun levantó la vista, los ojos brillando con la pesadez de una incomodidad palpable. — ¿Qué dijiste?
Pero Ji-hoon no retrocedió. Su mirada se mantuvo fija, serena, como si todo estuviera bajo control, como si ya hubiera tomado las riendas de algo que, para Gi-hun, aún estaba fuera de su alcance.
— Lo que dije. — Su voz era baja, medida, un susurro lleno de una sabiduría perturbadora para alguien de su edad. — Mis hermanos están bajo nuestra protección. Yo me aseguraré de que nadie te separe de ellos.
Gi-hun se quedó allí, paralizado por un momento. El brillo en los ojos de Ji-hoon no era el de un niño. Era el brillo de alguien que había comenzado a entender las reglas del mundo de una forma que no debería.
La conversación quedó suspendida en el aire, pesada, con la tensión acumulada por meses de dudas y miedos que nunca fueron discutidos. Gi-hun sintió una mezcla de orgullo y pavor al mismo tiempo. El niño que había interactuado con poco amor, al que había tratado como su propio hijo, ahora parecía estar alejándose de él. No solo en los hechos, sino en su manera de pensar, en sus decisiones. En su capacidad para ver más allá de lo evidente.
— ¿Y qué vamos a hacer ahora? — preguntó Gi-hun, su voz quebrada, llena de la incertidumbre que lo consumía.
— Lo que siempre has hecho. — Ji-hoon respondió sin titubear. — Sobrevivir. Y ganar. —El tono de su voz era tan grave, tan calculador, que Gi-hun sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Ese niño, el hijo mayor, estaba comenzando a parecerse demasiado a In-ho.
Mientras la conversación entre Gi-hun y Ji-hoon seguía en el aire, interrumpida solo por el eco de la lluvia, el sonido de pequeños pasos se acercaba por el pasillo. Dae-ho y Min-su entraron en la cocina, sus caritas redondas y llenas de esa inocencia que solo los niños pequeños pueden poseer, ajenos a las sombras que rondaban la casa.
— Gi-hunnsi, ¿Dónde está mi desayuno? — Dae-ho preguntó con una sonrisa tímida, mientras se acercaba a la mesa. Su voz, aún infantil, buscaba consuelo en la familiaridad de su rutina diaria.
Min-su, con los ojos aún somnolientos, se frotó los ojos con la palma de su mano antes de mirar a Gi-hun, esperando una respuesta.
— Vamos, mamá. — Las palabras salieron de su boca con una suavidad inocente, pero Gi-hun se detuvo en seco. Sus manos, que hasta entonces estaban moviéndose con normalidad, se quedaron suspendidas en el aire.
Por un instante, el mundo alrededor de él pareció desvanecerse. ¿Mamá?
Gi-hun no pudo evitar sorprenderse. Min-su jamas lo habia visto de esa manera, el niño que había sido criado en la fría indiferencia de un padre distante y una casa que solo lo despojaba de su inocencia, acababa de pronunciar la palabra que nunca antes había salido de sus labios. El dolor se instaló en el pecho de Gi-hun, un dolor que no era solo físico, sino algo mucho más profundo. Algo que lo atravesó de manera silenciosa y penetrante.
Min-su, al darse cuenta de la mirada sorprendida de Gi-hun, titubeó un momento y luego bajó la cabeza, sin comprender del todo el impacto de lo que había dicho. ¿Por qué había dicho "mamá"? Su inocencia lo había llevado a hacerlo, sin saber lo mucho que esa palabra significaba en ese preciso momento.
YOU ARE READING
឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵ ឵឵឵឵឵ ⩇⩇ . ┊ PAUSADA - 𝐔𝐍𝐇𝐎𝐋𝐘 𝐓𝟐
Fanfiction𝖣𝗂𝖼𝖾𝗇 𝗊𝗎𝖾 𝗌𝗂𝗇 𝖺𝖼𝗍𝖺 𝗆𝖺𝗍𝗋𝗂𝗆𝗈𝗇𝗂𝖺𝗅, 𝗌𝗂𝗇 𝗉𝗋𝗈𝗉𝗂𝖾𝖽𝖺𝖽, 𝗌𝗂𝗇 𝖺𝗉𝖾𝗅𝗅𝗂𝖽𝗈, 𝗇𝗈 𝗉𝗎𝖾𝖽𝖾 𝗋𝖾𝖼𝗅𝖺𝗆𝖺𝗋 𝗇𝖺𝖽𝖺. 𝖰𝗎𝖾 𝗌𝗎𝗌 𝖽𝖾𝗋𝖾𝖼𝗁𝗈𝗌 𝗍𝖾𝗋𝗆𝗂𝗇𝖺𝗇 𝖽𝗈𝗇𝖽𝖾 𝖼𝗈𝗆𝗂𝖾𝗇𝗓𝖺 𝗅𝖺 𝗁𝖾𝗋𝖾𝗇𝖼�...
