𝗘𝗣. 48

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—  🍂  ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛɪᴏɴ

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— 🍂  ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛɪᴏɴ

Paul despertó con el cuerpo tenso, el ceño fruncido y una presión inexplicable en el pecho. Todavía era de madrugada, pero el cielo ya comenzaba a aclararse con un tenue azul invernal. Kalani dormía profundamente, envuelta en la manta gris que compartían, con una mano descansando sobre su vientre. La luz que entraba por la ventana acariciaba su rostro tranquilo.

Pero Paul no podía relajarse.

Había algo en el aire, en el ambiente, que le erizaba la piel como si estuviera en medio del bosque, cazando. Era esa sensación aguda, animal, de que algo malo se avecinaba.

La miró por largos minutos, una y otra vez. La besó en la frente. Le acarició el brazo. Se obligó a quedarse quieto para no despertarla.

A las nueve en punto tocaron la puerta.

Emily entró primero, con una sonrisa tibia y una bolsa cargada de tuppers. Jared venía tras ella, saludando en voz baja, seguido por Embry y Seth, que traían un aire más animado. Sam cerró la puerta al final, con la mirada seria.

- Buenos días a Dijo Emily, acercándose a Paul con un gesto de cariño - Traje comida.

- Gracias, Em - Murmuró Paul, sin dejar de mirar a Kalani, que seguía dormida en el sillón.

- Vinimos a buscarte para ir al límite norte - Dijo Jared, directo - Quieren que hagamos ronda extra. Están llegando más testigos. Jacob está nervioso.

Paul no respondió de inmediato. Solo se pasó una mano por la cara, como intentando quitarse la ansiedad. Luego negó.

- No voy a ir.

Seth se acercó, curioso.

- ¿Por qué? Solo es una patrulla rápida. Regresamos antes de la comida.

- Porque no quiero. Algo no está bien - Dijo en voz baja, pero firme.

Todos se miraron entre sí.

- Paul, estás agotado - Intervino Sam con voz calmada - Podrías darte un respiro. Kalani está con Emily, con nosotros. Está bien cuidada.

- No - Insistió Paul, sin moverse del lugar - No lo entienden. Hay algo mal. Siento que si me alejo, algo va a pasar. Y no pienso arriesgarme.

Sam lo observó en silencio. Sus ojos, por un momento, no fueron los del Alfa, sino los de un hermano. Entendía esa intuición, ese miedo que nacía de algo más profundo que la lógica. Asintió.

- Está bien. Nos quedamos todos, entonces.

Los siguientes días fueron así.

Paul no se movía del lado de Kalani. Dormía con un ojo abierto, comía solo cuando ella lo hacía, y vigilaba cada movimiento de su cuerpo como si con eso pudiera detener el mundo. La manada iba y venía, turnándose para visitarlos, pero él permanecía fijo. A veces parecía que ni siquiera respiraba si ella no lo hacía.

Jacob fue el primero en traer noticias preocupantes. Llegó con el rostro tenso, las manos apretadas sobre las rodillas y la mirada perdida.

- Al parecer, Alice y Jasper se fueron - Dijo sin rodeos, mientras Kalani y Emily intercambiaban una mirada de alerta - No dejaron explicación. Solo una nota. Bella está devastada.

- ¿Y los Volturi? —preguntó Sam, la mandíbula rígida.

- Están cerca y la casa está infestada de testigos. Vampiros que nunca habíamos visto. Vienen de todas partes del mundo. Es un caos, están entrando a Bella.

Emily tragó saliva con dificultad. Kalani se abrazó el vientre, tensa. Paul apretó los dientes.

Nadie lo dijo en voz alta, pero todos lo sabían: si los Volturi consideraban que el bebé de Bella era una amenaza... irían por todos.

Y aun así, Paul no se movía. Nadie se lo pedía. Nadie se atrevía.

Una tarde tranquila. Casi engañosa.

Kalani había dormido bien. Sam y Emily estaban en casa con ellos; Seth había salido con Quil y Jared a patrullar las calles por si algún vampiro pasaba cerca. Emily cocinaba, tarareando una canción suave, mientras Sam ayudaba a reparar una filtración en la ventana.

Paul acariciaba el vientre de Kalani con los dedos extendidos, como si pudiera calmar cualquier tormenta desde fuera.

- ¿Sabes que los dos se mueven más cuando tú hablas? - Le susurró ella, sonriendo.

- Ya saben que los amo. Desde ya.

Pero algo cambió.

Fue tan súbito como una ola que revienta contra las rocas. Kalani se estremeció. Su sonrisa desapareció de golpe. Paul levantó la vista de inmediato.

- ¿Qué pasa?

- No sé... - Susurró ella, llevándose una mano al vientre - Algo se siente raro...

Entonces, el dolor.

Kalani gritó. Un sonido ahogado, agudo, que partió el silencio de la casa como un rayo. Se dobló sobre sí misma, apretando el abdomen con ambas manos.

- ¡EMILY! - Rugió Paul, incorporándose con tal velocidad que derribó la silla en la que estaba sentado. .

Sam corrió desde el pasillo. Emily soltó el cucharón y se lanzó hacia Kalani sin pensar. Paul la sostenía entre sus brazos, pero temblaba. No por miedo. Por puro terror.

- ¡Está sangrando! - Hritó - ¡EMILY, ESTÁ SANGRANDO!

- Déjame verla - Ordenó Emily, empujando a Paul apenas con una mano firme - Sam, tráeme toallas. ¡Ya!

Paul no se movía. No podía. Estaba paralizado.

- ¡Paul! ¡Déjala trabajar! - Gritó Sam, tomándolo por los hombros.

- ¡No! ¡No la voy a dejar sola! - Respondió Paul, los ojos vidriosos.

Embry y Jared llegaron justo a tiempo para contenerlo. Lo arrastraron apenas unos pasos hacia atrás mientras Paul pataleaba, se revolvía, suplicaba entre lágrimas. Seth, pálido, se quedó en el marco de la puerta sin saber qué hacer.

¡SUÉLTENME, MIERDA! ¡KALANI! - Exigió viendo al amor de su vida palidecer.

Pero entonces, Sam volvió a intervenir.

- ¡Suéltenlo! - Ordenó, con una voz que no admitía discusión.

Los chicos dudaron, pero lo soltaron. Paul se liberó de inmediato y corrió hacia ella, justo cuando Emily alzaba la vista.

- Necesito que me ayudes a mantenerla despierta - Dijo Emily, sudando, su voz más firme que nunca—. Háblale. Que no cierre los ojos.

Paul cayó de rodillas junto a Kalani y le tomó el rostro con manos temblorosas.

- Amor... amor, mírame, por favor. Estoy aquí. No te vayas. No te me vayas. Los bebés están bien. Vas a estar bien, ¿sí? Solo aguanta. Solo aguanta un poco más...

Kalani abrió los ojos con esfuerzo. Estaba empapada de sudor y lágrimas.

- No me dejes... - Susurró.

- Nunca - Juró Paul, rompiéndose por dentro.

Y así, en esa sala iluminada apenas por la luz de la tarde, mientras los demás contenían el aliento en silencio, Paul volvió a abrazar a su mundo entero.

Aún sin saber si todo seguiría en pie cuando amaneciera.

𝗣𝗥𝝝𝗧𝗘𝗖𝗧𝗜𝝝𝗡  |  ᴾᴬᵁᴸ  ᴸᴬᴴᴼᵀᴱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora