capitulo 9

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Apagó la pantalla, se quedó sentada unos segundos más, en silencio, mirando la nada. Sentía el cuerpo raro, como si su piel aún no se le hubiera acomodado después de la noche anterior. Como si no pudiera entrar del todo en ella misma.

Se levantó.

Caminó hasta su habitación, se quitó la ropa sin pensarlo demasiado, la dejó caer en el piso sin orden, y se metió a la ducha. El agua caliente no le trajo consuelo, pero sí una especie de alivio primitivo. Cerró los ojos y apoyó la frente contra los azulejos fríos, dejando que el ruido del agua borrara por un rato todos los sonidos que no podía dejar de recordar: su nombre en la voz ronca de Seong Je, la respiración agitada de él contra su cuello.

Salió con la piel enrojecida por el calor. Se vistió con un vestido simple, suelto, de tela delgada, cómodo pero decente. Nada especial. No quería parecer que iba por alguien. Ni por algo. Solo necesitaba estar en otro lugar.

Se miró en el espejo por un segundo. No se maquilló, apenas un poco de bálsamo en los labios. Tomó su teléfono, abrió la app de taxis, y escribió la dirección exacta que Park Hu le había enviado.

Confirmó.

El mensaje decía:
Tu conductor llegará en 4 minutos.

Suspiró. Agarró una chaqueta liviana, por si acaso, y salió de la casa sin mirar atrás. Mientras bajaba las escaleras del edificio, una pregunta le golpeó suave, pero con insistencia:

¿Qué diablos estoy haciendo?

Pero ya era tarde. El taxi ya estaba ahí, con las luces encendidas. El conductor no preguntó nada, solo asintió cuando ella subió al asiento trasero.

Y mientras el auto avanzaba por las calles de su barrio, con el cielo teñido de un gris plomizo y la ciudad latiendo alrededor, Haeun se obligó a no pensar en Seong Je.

Aunque sabía que no funcionaría..

Haeun iba con la frente apoyada en la ventana, viendo cómo pasaban las tiendas cerrando, los estudiantes saliendo de academias nocturnas, las parejas que caminaban con mochilas colgando y manos entrelazadas. Era ese tipo de hora en la que todo se sentía más íntimo de lo normal. Más vulnerable.

No sabía qué esperaba encontrar en ese restaurante. Ni por qué había aceptado una invitación hecha a la fuerza, en una llamada compartida entre gritos, torpezas y un nombre que no esperaba escuchar de nuevo: Jun Tae.

Frunció los labios.

"¿Cómo consiguió mi número?", pensó otra vez. Pero la respuesta ya no parecía tan importante. Quizás porque había algo en la forma nerviosa en que había dicho su nombre, el idiota de Gotak al querer pelear siempre. O tal vez porque la voz de Park Hu, alegre y despreocupada, la había hecho sonar como si su presencia realmente importara.

Eso era raro.

Sentir que alguien quería que estuviera ahí, sin exigirle nada.

Un cartel pasó frente a la ventana: "Pollo frito, cerveza fría y arroz caliente."
Haeun esbozó una sonrisa torcida.

—Idiotas raros —murmuró para sí.

El auto dio una curva más cerrada de lo necesario y el cinturón la apretó contra el asiento. El conductor miró por el retrovisor, murmuró una disculpa y siguió hasta estacionarse frente a lugar.

Entonces lo vio.

El restaurante no era gran cosa, con un cartel pintado a mano y una terraza improvisada con sillas de colores desparejados. No había mucha gente, pero se escuchaban risas. Y detrás de la ventana, la silueta de Park Hu, agitando los brazos como un niño, saludándola con entusiasmo exagerado.

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⏰ Última actualización: May 09 ⏰

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𝗸𝗶𝘀𝘀 𝗺𝗲 𝘂𝗻𝘁𝗶𝗹 𝗶𝘁 𝗵𝘂𝗿𝘁𝘀,     seongje x ocfemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora