Un desastre llamado amor.(SL#6)

34.- Elegir la traición

Dante.

Mateo me mira con una sonrisa que deja muy en claro todo lo que está pensando.

—No me mires así —pido.

Mi hermano se ríe.

—¿Por qué no? Es una sorpresa —dice con evidente ironía —esa chica lleva volviéndote loco desde que comenzó a trabajar para ti.

—No es verdad —me defiendo.

—Por favor, claro que sí. Tal vez no de la misma manera que ahora pero definitivamente te volvía loco.

Sonrío, no insisto en negar lo que es evidente.

—A veces pienso como hubiese sido todo si me hubiese enamorado de alguien como Val desde el inicio.

La sonrisa de mi hermano titubea un poco.

—Tal vez no era su momento —dice encogiéndose de hombros —tal vez necesitabas estar listo antes de que una mujer como Val llegase a tu vida.

Lo considero por un segundo, durante todo el tiempo que estuve con Sienna, nunca me preocupé por ver más allá. Porque todo "estaba bien". Porque nunca tuvimos una discusión grave, porque todos los cuestionamientos que me hago con Val, antes nunca existieron. Y ahora no me parece mal hacerlo, no me parece mal cuestionar todo con tal de asegurarnos de que nada va a dañarnos.

Este último pensamiento trae a mi mente la conversación que mantuve con ella la otra noche. Una parte de mí no ha dejado de darle vueltas al asunto que Val quiso contarme. Una parte de mí insiste en que debo preguntarle, si ella lo considera importante...

—¿Por qué has puesto esa cara? —inquiere Mateo.

Mi atención vuelve a él.

—No he puesto ninguna cara —objeto.

—Claro que sí —insiste.

Cuando suspiro, es todo lo que necesita para saber que ocurre algo. No por algo es uno de los mejores abogados que hay en el país, sabe muy bien cuando alguien está ocultando algo, o cuando falta una pieza en el rompecabezas.

—Es solo que...

Una parte de mí no quiere decirlo, porque no sé en realidad que tan buena elección fue pedirle que no hablara cuando Valentina quiso hacerlo.

—¿Qué...?

—Si supieras que algo de lo que va a decir una persona a la cuál quieres puede poner en riesgo todo, ¿elegirías no saber?

Mateo estrecha la mirada hacia mí, como si quisiera encontrar algo en mi expresión. No me responde de inmediato, sino que parece considerar el peso de lo que dirá a continuación.

—¿Estamos hablando de Valentina?

No respondo.

—Porque si hablamos de ella... —se detiene —¿tuvo la intención de decírtelo?

Considero los efectos que tiene decirle la verdad, pero no puedo seguir comiéndome el cerebro intentando resolverlo por mi cuenta, porque necesito saber que no estoy mandando al carajo las cosas en un intento inútil de mantenernos "a salvo".

—Sé que le ocurre algo, no soy estúpido. Sé que algo lleva teniéndola preocupada por semanas. Al inicio no quiso decirme nada, le hice prometer que cuando estuviese lista me contaría y cuando papá despertó...

Mateo echa la espalda hacia atrás.

—No sabía de que se trataba. Así que le dije que si era algo que podría dañar lo que tenemos, no me lo dijera. Y guardó silencio. Pensé que eso me tendría tranquilo pero ahora...