—No sabía que hablar de tus planes personales contaba como “problema contigo mismo” —respondió Gotak, con una mueca ladeada—. Pero está bien. Me guardaré mis observaciones para cuando vuelvas llorando.
—Gotak —lo reprendió Park Hu, aunque sin dejar de reírse nerviosamente.
Pero Sieun no reía, seguía mirando a Haeun con una expresión indescifrable, como si intentara anticipar algo que ni ella misma había pensado aún.
Jun Tae rompió el silencio con un murmullo:
—No tienes que ir si no quieres.
Las palabras fueron suaves, pero en los oídos de Haeun sonaron como una cuerda lanzada justo antes de caer.
Ella tragó saliva. Miró su celular, que seguía vibrando en su bolsillo, y luego al grupo que tenía delante. Por primera vez desde que empezó todo, la idea de ir a ver a Seong Je no se sentía como un escape, se sentía como una rendición.
—No sé si quiero —dijo, casi en un susurro.
Y todos la escucharon.
Park Hu dejó de sonreír por un segundo.
—Entonces no vayas —dijo, como si fuera lo más simple del mundo.
Gotak chasqueó la lengua, cruzando los brazos.
—Y así es como empieza… —murmuró, más para sí que para los demás.
Haeun sintió que el silencio pesaba más que nunca. Y que, por primera vez, no estaba segura de qué hacer con él.
—Tengo que irme —dijo Haeun de repente, interrumpiendo el murmullo del grupo, su voz sonaba extrañamente firme, como si no necesitara excusa. Como si realmente quisiera irse.
Justo en ese momento, el timbre sonó, el eco metálico se expandió por el patio, y Haeun se alejó sin mirar atrás.
Caminó con paso decidido hasta la reja, donde el auto negro ya la esperaba. Reconoció al instante la silueta apoyada en la puerta del conductor.
Seong Je.
Como siempre, su uniforme colgaba con los botones desabrochados, revelando su playera de abajo. Los lentes bien puestos le daban ese aire impenetrable, y el cabello, ligeramente largo, se agitaba con el viento.
Él la miróz primero a ella. Luego al grupo que aún la observaba desde lejos, sus ojos se endurecieron al analizarlos, fríos, molestos.
Cuando Haeun llegó a su lado, él tomó fuertemente del brazo, justo en el mismo sitio de días atrás, donde aún quedaba el rastro de su agarre anterior.
Ella ahogó un leve quejido, pero esta vez no se quedó callada. Se soltó con brusquedad, el ceño fruncido, y le espetó:
—Sueltame, mierda
Seong Je se quedó inmóvil, sorprendido, mirándola sin entender, Haeun abrió la puerta trasera y se subió al auto sin más, el la observó unos segundos más, desconcertado, antes de rodear el coche y subir él también.
Desde atrás, en el grupo, Park Hu los miraba con los ojos abiertos como platos.
—Espera… ¿ese es su novio? —preguntó, al reconocer a Seong je por la unión.
Jun Tae tragó saliva, confundido, pero asintió lentamente — Al parecer.
Gotak, en cambio, apretó los puños, una vena le latía en la sien.
—¿Ese idiota? —escupió con furia, su mente se llenó al instante del recuerdo, de aquel problema, aquel día, aquel dolor.
Sieun no dijo nada, solo mantenía la vista fija en el lugar donde Seong Je había sujetado a Haeun. El gesto había sido fuerte, violento.

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𝗸𝗶𝘀𝘀 𝗺𝗲 𝘂𝗻𝘁𝗶𝗹 𝗶𝘁 𝗵𝘂𝗿𝘁𝘀, seongje x ocfem
Short Story𝐊𝐔𝐇 - Este fanfic no busca romantizar relaciones tóxicas de ninguna manera. A lo largo de la historia se tratarán temas sensibles como violencia en pareja, dependencia emocional, manipulación, entre otros. Si decides continuar leyendo, por favor...