Cien Noches | YosoyPlex y Adridobylus

41. San Francisco II

Capítulo 41
San Francisco II

Mi vida va últimamente demasiado sobre cárceles. Espero que no sea ningún augurio.

Acabamos de terminar el tour en la que se conoce como la prisión más difícil de escapar del mundo: Alcatraz.

Con lo que me he quedado, después de hacer junto con Kruffy de traductora de la excursión, es con las condiciones infrahumanas en las que estaban los presos.

Las celdas eran enanas, con una letrina, un lavabo y poco más. Nada de privacidad y rejas por todas partes.

Lo que viene siendo una cárcel en toda regla. A Jopa le ha encantado la aventura. Por lo visto se ha jugado no sé qué videojuego y reconocía todos los sitios. Nos ha hecho de guía, enseñándonos todos los secretos del lugar.

Muchos más de los que cabía esperar.

Siempre tan útil Jopa datos.

—Mirar, hay una reunión de palomas.—señala Kruffy.

Estamos caminando en dirección al ferry, un grupo de turistas asiáticos nos siguen por detrás. La brisa salada Del Mar nos llega a ráfagas, desordenando los mechones de mi pelo. En más de una ocasión temo que se me vayan a escapar. La goma azul que llevo siempre para situaciones de emergencia como esta ha desaparecido.

Menos mal que no me acabo de echar cacao, eso sí que hubiese sido el infierno.

—Con que no vengan hacía mi.—se queja el cámara.—Son como ratas con alas.

—Pobrecitas, no les digas cosas tan feas que luego se trauman y tienen problemas de autoestima.—me dan mucha pena las palomas. En su momento fueron grandes animales.

—Alicia, pero si no tienen orejas, ¿cómo se van a enterar?—miro mal a Kruffy, por criticar mi teoría.

—El caso es que tiene razón.—Plex, que guiaba el grupo ahora camina a nuestra altura. Le cuesta, por eso de que tiene las piernas muy largas.—Hace años eran las encargadas de transmitir los mensajes de las familias adineradas, volaban entre los castillos llevando hasta secretos de estado.

—Pero ahora solo comen migas de pan y dan por culo.—Jopa no está por la labor de romantizar la situación.

—Paz y amor.—le responde el YouTuber.

El trayecto de vuelta es tranquilo, solo que ahora no tengo que editar y podemos subir los cuatro a la cubierta a disfrutar del paseo en barco. Nos salpican de nuevo algunas gotas de agua y una ligera llovizna cae sobre nuestras cabezas al llegar al puerto.

El hotel no está muy lejos de aquí, así que pedimos un taxi y cargados con las cámaras y el portátil volvemos a nuestro lugar de descanso. Las parejas se han pasado la tarde en un parque de atracciones, así que están tanto o más cansados que nosotros.

El turismo cuenta como ejercicio.

—Por fin volvéis.—exclama Lili cuando le abro la puerta del cuarto. Kruffy está subiéndose los pantalones, pues acaba de terminar de ducharse y me saca el dedo de en medio por no esperar a que termine de cambiarse.

—Por fin dejas de abandonarme por tu novio el del SIBO.—pone los ojos en blanco y se lanza de cabeza en mi cama.

—¿Y si esa es mi cama?—se queja Kruffy. Hoy no está de buen humor, tengo la teoría de que tanto amor le hace sentirse solo y se pone triste.

—¿Tienes unos cascos rosas?—el chico vuelve a poner los ojos en blanco.—Además, que esta es tu primera vuelta. He editado más yo con Ali que tú.