──★ 🪐 ̟!!
Katherine Mora amaba escribir sobre el amor y aprovechaba su talento cobrando por cartas y poemas en su escuela. Todo iba bien hasta que Addison le pidió ayuda para conquistar a Owen Cooper, su mejor amigo. Katherine aceptó, incluso ofrec...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La habitación olía a perfume dulce, laca para el cabello y nervios. Malia estaba sentada en mi cama, con rulitos en el cabello y una brocha de maquillaje en la mano. Isabella revisaba su delineado por cuarta vez en el espejo y Dior no dejaba de hacer comentarios tipo “¡ay, parece película esto!”.
Yo estaba parada frente al espejo, con las manos temblorosas y el corazón en modo maratón. El vestido largo, color vino, caía perfecto sobre mis hombros, y aunque me había probado mil veces antes… ahora se sentía distinto.
—A ver, respira —dijo Malia, viéndome por el reflejo— No te vas a desmayar en el baile, ¿okey?
—No estoy nerviosa por el baile —mentí.
—¿Entonces por qué llevas diez minutos viendo tu reflejo sin parpadear? —preguntó Isabella, divertida.
—Porque... es la última noche. La última noche de la secundaria. Y voy al baile con Owen.
Todas hicieron un coro de “awww”, claramente esperando ese momento desde hacía meses.
Miguel fue el encargado de tocar la puerta. —¡Kath! ¡Owen ya está abajo! Y trae flores, por cierto. ¡Y se ve muy nervioso! —gritó con burla desde la escalera.
Me reí, sacudí las manos para quitarme los nervios y bajé. Mis pasos sonaban lentos en la madera, y cuando doblé la esquina, lo vi.
Ahí estaba Owen. Traje oscuro, camisa blanca, corbata granate haciendo juego con mi vestido… y esa sonrisa de niño enamorado que me hacía olvidar hasta mi nombre.
—Hola —dije, bajando el último escalón.
—Hola —dijo él, y me entregó un pequeño ramillete de flores blancas—Te ves… wow.
—¿Wow bien o wow tipo “te ves diferente”? —bromeé, mientras él me colocaba el corsage en la muñeca.
—Wow tipo “me vas a dejar sin aire toda la noche”.
Mamá se puso como loca y nos tomó millones de fotos,en grupo,otras solo a Owen y a mí otras solo a Miguel,incluso les tomo fotos solamente a Malachi y a Masón.
Durante el camino, Owen no dejaba de girarse a verme, como si no se creyera que iba conmigo. Como si todavía fuera ese niño que me había escrito una nota con un corazón mal dibujado.
Y recordé como fue que me pidió que fuera al baile con el:
El salón de ciencias olía a marcador seco y a ansiedad adolescente. La clase ya casi terminaba y yo estaba concentrada en terminar el dibujo del sistema digestivo que, sinceramente, parecía más un espagueti con tripas felices.
—¿Kath? —susurró Owen desde el asiento de al lado, empujando suavemente mi cuaderno con la punta de su pluma.
—¿Qué? Estoy tratando de que mi estómago no parezca una papa mutante —respondí sin mirarlo, divertida.