──★ 🪐 ̟!!
Katherine Mora amaba escribir sobre el amor y aprovechaba su talento cobrando por cartas y poemas en su escuela. Todo iba bien hasta que Addison le pidió ayuda para conquistar a Owen Cooper, su mejor amigo. Katherine aceptó, incluso ofrec...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una semana. Solo una semana, y todo se siente diferente. Más ligero. Más bonito.
Addison me pidió perdón. No fue dramático, ni de película. Solo ella y yo sentadas en las escaleras, con un par de cafés fríos. Me miró, sincera, con los ojos un poco húmedos y la voz quebrándose apenas.
—Perdón por haber sido tan egoísta, Kath.Mis sentimientos por Owen no eran reales,solo era un capricho...en cambio tus sentimientos hacia el,son totalmente reales.Me siento faltal por haberte hecho sentir mal...
—Sin rencores.
No le iba a decir que no,al final ya estaba saliendo con Owen yo.
Y los chicos… bueno, ellos lo sabían todo antes que nosotros.
Malachi fue el primero en soltar el comentario cuando entramos al salón y nuestras manos casualmente se rozaron.
—Vaya, creí que iba a ser más fácil que revivieran a JJ a que ustedes dos volvieran a hablar —dijo con una ceja levantada, mientras me daba un codazo disimulado.
Malia había hecho una lista mental —según ella misma— de todas las veces que Owen y yo nos habíamos mirado en clase, y tenía pruebas: notas, dibujos y hasta un gráfico que, honestamente, me dio un poco de miedo. No sabía si me quería o me vigilaba.
—Tenías cara de "me gustas pero te ignoro" y él tenía cara de "dame una señal", obvio iba a pasar —fue su análisis final.
Dior ya me había hecho prometerle, con un apretón de meñiques incluido, que le contaría todo. Hasta los detalles más cursis. Aunque después me regañó por tardarme tanto en contárselo.
—Me lo olía desde que fueron pareja de baile en el kinder, amiga. ¿Por qué me haces sufrir así? —dijo, dramática, mientras se recostaba en mi cama como si fuera una telenovela. Isabella solo sonreía, tranquila, como quien ya lo sabía desde el principio y estaba esperando pacientemente que el resto del universo se pusiera al corriente.
—Siempre se notó, Kath. Ustedes no eran obvios, solo estaban en negación —murmuró una tarde, sin despegar la vista de su libro.
Mason… bueno, Mason pedía una ceremonia. Quería que le dieran permiso oficial para decir su tan esperado “se los dije”. Incluso apareció un día con una banda que decía “Profeta del amor” y nadie sabe de dónde la sacó.
—Solo quiero mi momento de gloria, no es mucho pedir —decía con una sonrisa burlona y cero discreción.
Y Miguel… Miguel era distinto. No decía nada. Solo observaba. Serio. Con esa mirada que no necesitas traducir. Porque sabe. Porque entendió la historia desde otro ángulo. Porque también había estado ahí, viendo cómo Owen se desmoronaba cuando pensaba que me había perdido. Y aunque nunca dijo nada directamente, una vez, cuando pasé junto a ellos, escuché cómo le decía a Owen: