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Katherine Mora amaba escribir sobre el amor y aprovechaba su talento cobrando por cartas y poemas en su escuela. Todo iba bien hasta que Addison le pidió ayuda para conquistar a Owen Cooper, su mejor amigo. Katherine aceptó, incluso ofrec...
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El timbre de la campana sonó, y como si el universo decidiera que ya era hora de volver a la realidad, nos apartamos lentamente el uno del otro. El salón de clases se llenó de ruidos, pero en mi cabeza seguía todo en silencio, como si estuviera suspendida en una burbuja.
Owen y yo caminamos hacia la puerta, todavía un poco aturdidos, pero con una extraña sensación de que las piezas, por fin, encajaban.
Salimos al pasillo, y ahí estaba todo el grupo, reunido como siempre. Mason, Malachi, Malia, Alex, Dior… todos hablando y riendo, pero al vernos, un silencio incómodo se instaló. El típico silencio que siempre sucede cuando algo cambia, pero nadie sabe cómo reaccionar aún.
Mason nos miró de arriba a abajo y luego levantó las cejas con una sonrisa pícara.—Entonces… ¿ya se hablan?— dijo con su tono característico, que estaba a medio camino entre el sarcasmo y la curiosidad genuina. —¿O todavía estamos en esa etapa de ‘mirarnos de lejos y no saber qué hacer’?—
Alex, que estaba al lado de Mason, se inclinó hacia adelante, con una expresión mucho más seria. Bueno, lo que se puede considerar serio en él.—Yo digo que lo siguiente es un ‘¿te invito a salir?’— agregó, y toda la mesa estalló en risas. Owen y yo nos miramos, ambos tratando de mantenernos serios, pero era casi imposible. Finalmente, Owen soltó una risa nerviosa.
—No, no… todavía no llegamos a ese nivel. Pero estamos… estamos bien— dijo, levantando las manos en señal de rendición. —De hecho, bastante bien.—
Yo no podía evitar sonreír, aunque todavía me sentía un poco avergonzada. Sin embargo, el tono de nuestras voces decía todo lo que necesitábamos sin decirlo. Había algo nuevo entre nosotros, algo que ya no era solo de amigos, pero tampoco era del todo claro qué era aún.
Malachi, como siempre, decidió hacer un espectáculo de la situación.
—¿Así que el ‘juego de me ignoras,te ignoro, terminó?— dijo, con su voz dramática. —¿Ya no están en esa fase de tensión no resuelta?—
Dior soltó una risa contenida, mientras Malia se metía un puñado de papas fritas en la boca, sin prestar mucha atención a la conversación. Sin embargo, lo que más me sorprendió fue Isabella, quien normalmente se mantenía al margen, pero esa vez estaba observando todo con una pequeña sonrisa en su rostro.—Creo que ya sabemos lo suficiente, ¿no?— dijo, levantando una ceja. —Mejor no preguntemos más.—
Toda la mesa estalló en carcajadas, y yo sentí que, aunque algo había cambiado entre Owen y yo, todo seguía siendo lo mismo. El grupo, las bromas, los comentarios sarcásticos, todos esos detalles que antes parecían tan normales, ahora parecían más valiosos que nunca.
—No sé si quiero saber cómo llegaron a esta conclusión, pero… me alegra ver que finalmente no están ignorándose mutuamente—dijo Malia con su tono de siempre, mientras terminaba otra bolsa de papas.
