Nolan
El sol me daba de lleno en la cara y ya no sabía si lo que me estaba quemando era el calor o el cansancio. Llevábamos casi una hora corriendo jugadas, y el entrenador seguía gritando como si estuviéramos en una final del campeonato estatal.
—¡Nolan, te toca marcar a Davies! ¡Concéntrate, hijo! —bramó, con su silbato colgando amenazante.
Asentí con un gesto rápido, aunque... para ser sincero, mi atención no estaba completamente en el campo.
Mi mirada se escapaba cada cierto tiempo hacia el otro extremo de la cancha.
Ahí estaba Olivia, con su ropa deportiva, el cabello recogido en una coleta alta, y esa expresión tan concentrada que me encantaba. Parecía frustrada, como si intentara seguir una rutina que aún no se le grababa del todo. Cada vez que me veía, le lanzaba un guiño o un beso al aire. No podía evitarlo. Me encantaba hacerla sonreír. Tenía la sonrisa más jodidamente hermosa que había visto en mi vida. Y no lo digo solo porque sea mi chica. Es real.
—¿Seguro que estás en el equipo de fútbol y no en el de ballet? —escuché a Connor desde un lado, medio riéndose mientras se limpiaba el sudor del cuello con la camiseta—. Porque esos besitos al aire me tienen confundido.
—Cállate —le respondí con una sonrisa burlona—. No todos tenemos que coquetear con medio instituto para sentirnos vivos.
—Touché —rió, dándome una palmada en la espalda—. Pero no te distraigas, que si te lesionas, me va a tocar correr por ti y yo sí tengo planes de vida.
Rodé los ojos, pero no pude evitar reírme. Luego volví a mirar a Olivia justo cuando ella comenzaba a subir a una pirámide.
Fruncí el ceño.
Algo se me apretó en el pecho.
Ella estaba subiendo despacio, paso por paso, con una concentración tan intensa que dejé de escuchar todo a mi alrededor. Ya no escuchaba los gritos del entrenador ni la charla de Connor. Solo la veía a ella, ahí arriba, intentando mantener el equilibrio. Y por un momento pensé, “está bien, lo logró”.
Hasta que no lo estuvo.
Vi cómo su cuerpo se tambaleó. Y cayó.
—¡Liv! —grité sin pensarlo.
No recuerdo si el entrenador dijo algo. No recuerdo si me gritó que me detuviera. Solo sé que salí corriendo.
Mis piernas se movieron solas, con una fuerza que no sabía que me quedaba. Cruzar esa distancia se sintió eterno. Vi cómo ella golpeaba el suelo y quedaba ahí, inmóvil por unos segundos.
Mi corazón literalmente se detuvo. Sentí un miedo tan crudo, tan real, que casi me hizo tropezar. No podía respirar.
Cuando por fin llegué, Jossy ya estaba a su lado, y algunas chicas empezaban a rodearla.
—¡Liv! —me arrodillé junto a ella sin pensar, el corazón a punto de salírseme del pecho. Tenía la cara un poco pálida y los labios apretados. Tragué saliva con dificultad—. ¿Estás bien? ¿Te duele algo?
No respondió. Mantenía los ojos entrecerrados, la respiración agitada y la expresión tensa. Como si intentara convencerse de que no había pasado nada.
—Amor… —susurré, más asustado que nunca—. Amor, mírame, por favor…
Me incliné más, tocándole el rostro con cuidado.
escuché unos pasos fuertes acercándose y la voz jadeante de Ryan interrumpió como un rayo.
—¡Olivia! ¿Estás bien?

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Eres para mí ♡ [Completa]
Teen FictionOlivia Hall siempre ha soñado con un amor como el de sus padres: intenso, verdadero y capaz de superar cualquier obstáculo. Por eso, cuando Ryan, el chico más popular del instituto, empieza a demostrar interés en ella, Olivia cree que por fin ha enc...