30.- Un dolor que no ves venir.

3.6K 446 87
                                        

Dante.

Val empieza a trabajar en el hospital la semana siguiente. Y verla tan feliz y emocionada por iniciar hace que una parte de mí se sienta satisfecho de haber cobrado un par de favores.

Sin embargo, con los cambios llega una nueva rutina a la cual tenemos que acostumbrarnos. Sus turnos son algo complicados así que, durante la semana siguiente, intentamos cuadrar nuestros tiempos para poder pasar momentos juntos. Sin embargo, pese a eso, una parte de mí comienza a aliviarse porque Val parece ser la misma otra vez.

Sin embargo, si algo he aprendido, es que cuando las cosas comienzan a ir bien, nunca es duran lo suficiente.

Y solo lo compruebo cuando salgo de la cafetería de The Palace Hotel, luego de una exitosa reunión con un cliente, y me encuentro con la última persona que deseo ver.

Ella me ve antes de que pueda evitarla, maldigo por lo bajo cuando comienza a aproximarse hacia mí y tomo una inhalación intentando controlar las emociones desagradables que centellan en mi interior.

—Vaya, pero si es Dante Lombardi —dice con la misma sonrisa con la que una vez me atrapó.

Le dedico un asentimiento cortés.

—Sienna —ella arquea la ceja.

—¿Ahora me saludas con demasiada formalidad?

Me obligo a no rodar los ojos.

—No veo la necesidad de otra cosa —contesto, con una indiferencia que me sorprende incluso a mí.

Sienna chasquea la lengua y da un paso más cerca. Huele al mismo perfume caro que solía intoxicarme... ahora solo me resulta casi asfixiante.

—Hace tiempo que no nos cruzábamos —comenta, estudiándome de arriba abajo como si aún tuviera derecho a hacerlo.

—Así es —respondo seco.

Por un segundo, sus ojos centellean con algo que no logro descifrar. Luego su mirada se endurece y sé que está a punto de ponerse insoportable.

—¿Y cómo está tu nueva conquista? —pregunta —. ¿Sigues jugando al caballero salvador con la pequeña Valentina?

Juro que tengo que usar todo mi autocontrol para no decirle todas las palabrotas que llenan mi mente en estos momentos. No planeo darle el gusto de mostrarme afectado, pero tampoco planeo dejar de pasar el desprecio con el que habla de mi chica.

—No tienes derecho a mencionar su nombre —advierto —así que no te atrevas.

Sonríe con malicia.

—¿Qué pasa? ¿Ahora necesita que la protejas todo el tiempo? —se ríe con un sonido irónico —esa es la razón por la que te quedaste con ella, ¿cierto? Siempre preocupándote por los más débiles, ella aumenta tu ego, ¿no es verdad?

Me acerco un paso. Solo uno. Lo suficiente para que entienda que no estoy para juegos

—Valentina no es débil, al contrario, es muchísimo más fuerte que cualquier otra persona que haya conocido jamás.

—¿Tan poca cosa es ahora tu estándar? ¿Una don nadie?

Una risa seca escapa de mis labios.

—Si supieras lo poco que me importa tu opinión —digo, con una tranquilidad tan calculada que incluso yo me sorprendo—. Valentina tiene más corazón en un solo gesto que el que tú tuviste en todos los años que estuviste a mi lado. No te atrevas a compararte, porque hay niveles, Sienna, y tú ni siquiera alcanzas el puto suelo.

Una sombra cruza su rostro, algo entre incredulidad y rabia pura. Su boca se abre apenas, como si buscara una respuesta inteligente, pero solo consigue emitir una carcajada incrédula.

Un desastre llamado amor.(SL#6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora