XXXVII.Solo eran consejos

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El silencio en la clase se volvió palpable, como si todos estuviéramos conteniendo la respiración, esperando que las palabras de Owen se asentaran en el aire. La última línea se quedó flotando, casi suspendida.

Algunos de los chicos parecían estar procesando lo que acababan de escuchar, mientras que otros simplemente se quedaron callados, mirándose entre sí.

Mis manos temblaban. No podía creer lo que acababa de leer. La honestidad brutal de su poema me hizo sentir pequeña, como si él me hubiera destapado por completo, como si me hubiera lanzado al vacío sin avisar. ¿Era yo esa "ella"? La "ella" que odiaba y a la que, al mismo tiempo, amaba? ¿Era yo quien lo había hecho sentir todo eso? Me dolía, pero también había una parte de mí que entendía, que sabía que no era fácil todo lo que había pasado.

Owen me miraba, de esa manera que lo hacía antes.Su mirada era más debil, como si estuviera esperando una respuesta. Tal vez una reacción, tal vez un gesto de comprensión. Pero yo no sabía qué decir. No podía hablar, no podía encontrar las palabras adecuadas para hacerle frente. Mis labios se movieron sin que saliera sonido.

—Eso fue....impactante.—Comento el maestro.—¿Quién te hizo tanto daño?—Aplaudio conmocionado.—¿Alguien más quiere compartir su poema?—dijo el profesor, con voz suave—

El grupo volvió a quedar en silencio. Mis compañeros me miraban expectantes, y la presión de sus ojos me hizo sentir más pequeña de lo que ya estaba. No sabía si quería hacerlo, no sabía si tenía el valor para leer mis pensamientos, para dejar al descubierto lo que había estado guardando todo este tiempo.

Tomé aire, cerré los ojos por un momento, y luego, con el corazón latiendo a toda velocidad, me levanté lentamente. Caminé hacia el frente, el papel temblando en mis manos. Owen me miraba, y pude ver un destello de algo en sus ojos, tal vez arrepentimiento, tal vez culpa, tal vez solo el reflejo de un dolor compartido.

Me puse de pie frente a la clase, respirando hondo, y comencé a leer.

—Solo eran consejospor Katherine Mora—Comencé a leer—
"Solo eran consejos.Eso me repetí mientras escribía tu nombre
en una hoja arrugada,
como si una tinta pudiese sostener el corazón

sin que se rompiera en el intento.

Solo eran frases sueltas,
cosas que dijiste alguna vez sin notarlo:
que odias el café frío,
que te molesta la gente impuntual,
que te gustan los días nublados
porque el sol a veces pesa.

Y yo… yo solo escuchaba.

Pero mientras anotaba cada detalle,
no me di cuenta que me estaba escribiendo a mí misma,
que estaba trazando un mapa
directo a una trampa
que yo misma cavé.

𝐇𝐎𝐖 𝐓𝐎 𝐂𝐎𝐍𝐐𝐔𝐄𝐑 𝐈𝐓-𝗢𝗪𝗘𝗡 𝗖𝗢𝗢𝗣𝗘𝗥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora