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Katherine Mora amaba escribir sobre el amor y aprovechaba su talento cobrando por cartas y poemas en su escuela. Todo iba bien hasta que Addison le pidió ayuda para conquistar a Owen Cooper, su mejor amigo. Katherine aceptó, incluso ofrec...
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—¿De qué quieres hablar? —pregunté, mirándolo con el corazón en la garganta. Owen no dijo nada al principio. Solo metió la mano en el bolsillo de su sudadera y sacó un papel doblado. Lo reconocí al instante. Mi alma abandonó mi cuerpo por un segundo.
—Sobre esto —dijo, desplegándolo con cuidado.
Limpió su garganta y empezó a leer, imitando una voz de forma dramática:
—"Tips para enamorarlo"… y entre paréntesis, bien clarito: Owen Cooper —levantó una ceja, sin soltar una sonrisa—. Punto uno: No le gustan las películas de terror. Prefiere las que lo hagan reír o lo mantengan entretenido. Odia los jumpscares y no entiende cómo hay gente que disfruta asustarse a propósito.¿Quieres que siga o ya sabes de lo que estamos hablando?
Yo solo quería que la tierra me tragara. O que un rayo me cayera. O ambas. Al mismo tiempo.
Tragué saliva, sintiendo cómo mis mejillas se encendían como luces navideñas. —¿De dónde lo sacaste? —pregunté con voz apenas audible.
—¿Es verdad? —repitió él, sin rodeos.
—¿Te lo dio Addison? —intenté, esperando una mínima señal de que todo esto era un malentendido cósmico.
—¿Por qué no me lo dijiste? —Su tono era contenido, pero cada palabra cortaba un poco. No estaba gritando, no estaba furioso… pero estaba dolido. Y eso dolía más— ¿Por qué escribir esto? ¿Por qué ayudar a Addison a enamorarme? Levanté la mirada, con el estómago hecho un nudo. No me había preparado para esto.
—Owen… perdón. Mira, me enteré de que le gustabas a Addison y quise ayudarla.
Pensé que era lo correcto, que si tú eras feliz, yo también lo sería. Quería que tuvieras una novia… no sé, no quería que mi mejor amigo muriera solo —intenté bromear, pero mi voz se quebró— Y entonces me enamoré de ti. Sin querer. Y todo se salió un poco de control.
Él se quedó mirándome, sin decir nada. Como si intentara entender en qué parte exacta empezó el desastre.
Owen bufó, apartando la mirada por un segundo, y luego volvió a clavarla en mí, herido.
—¿"Sin querer"? —repitió con una risa sarcástica—¡Katherine, escribiste una lista! No fue un accidente. Fue planeado. Jugaste con algo que sabías que yo odiaba: que me usaran.
—¡No te usé! —espeté, dando un paso hacia él— ¡Eso nunca fue la intención!
—¿Entonces qué fue? ¿Una prueba social? ¿Una especie de experimento a ver si el idiota de Owen caía?
—¡Claro que no! ¡Tú eras mi mejor amigo! Yo solo... quería ayudarte, ¡y luego ya no sabía cómo parar!
—Pues debiste decir algo. ¿Entonces tu enviaste las cartas?—
