Majier observó a su líder, y se alejó un momento de sus guerreros, para acercarse a Mofak. Conocía al muchacho desde que sólo era un crío, tenía unos diez años cuando decidió hacerse cargo de él y jurarle lealtad.
—Han captado el rastro de la noble, y por lo que los perros olieron, está con vida y bien... Y sigue con el imbécil del oficial, así que está bien.
—Que bueno oírlo —pronunció en un tono indiferente.
—Te conozco desde que naciste, de hecho, siempre supe quién eras. Y sé que no estás bien ahora, no importa que intentes fingir entereza en este momento, puedo verlo en tu mirada.
Mofak lo miró y luego negó con la cabeza, bajando la mirada.
—Nunca seré como mis hermanos, siempre seré visto como el bastardo producto de la infidelidad del rey. Ah, y no nos olvidemos que estéril también —sonrió amargamente—. Soy lo más patético que ha pisado estas tierras.
—No digas estupideces, Mofak, todos tus súbditos te quieren, te aprecian. Quizás no tengas la relevancia política que tus hermanos mayores, pero las personas que están a tu cargo, son felices de vivir en tus tierras. Siempre te has preocupado por ellos, y has demostrado ser un líder fuerte, bondadoso y justo.
—Puede ser —murmuró—. Ahora lo único que quiero es encontrar a Tariel, devolverla a su casa y luego que Izlang se encargue de llegar a Ezlang gracias al rastro que le dimos. Ya no quiero tener ningún tipo de relación con ellos.
—Tienes dos humanas aún en tu casa, tal vez podrías-
—No —lo interrumpió serio—. Esas dos humanas cuando regresemos, serán enviadas a las costas humanas de las tierras más cercanas de ellos. Ya no quiero tener ningún tipo de contacto o relación con esa especie.
***
—Ha despertado, después de tres meses en coma, y ante todo pronóstico reservado, el muchacho lo ha hecho.
"—¿Y cómo se encuentra? ¿Está lucido? ¿Puede hablar?"
—Sí, sus padres han venido a verlo, y al parecer recuerda lo que ocurrió en la isla —le contó por teléfono—. O es producto del trauma que sufrió, o tu hija siempre tuvo la razón, Juan. Según lo que pude escuchar mientras hablaba con sus padres, su campamento fue atacado por unas bestias semi humanas, que los llevaron hasta una especie de tribu. Allí fueron atacados y asesinados... Él intentó defender a Gala, pero no pudo hacer nada.
"—Entonces... Mi hija está muerta."
—Es lo más probable, lo siento mucho.
***
—¿Cuánto más tendremos que caminar? Aquí está tan húmedo, que está lleno de estos malditos insectos —gruñó con fastidio Tarek mientras caminaba y se espantaba los mosquitos con las manos.
—Debemos intentar alejarnos lo más que podamos de toda civilización.
—Genial —bufó.
Ezlang suspiró y luego se giró para ver cómo iba Gala, que obviamente iba más atrás que ellos. La castaña llevaba en un bolso algo de ropa y algunos utensilios... Pero ella no lucía para nada bien, tenía la mirada perdida y estaba ausente.
—Gala.
—Lo siento, estoy... Caminando lo más rápido que puedo —pronunció bajo, sin mirarlo.
—Lo sé, y no te hablo por eso ¿Cómo te sientes? ¿Quieres descansar?
—No, estoy bien.
—¿Segura?
Asintió con la cabeza y continuó caminando, pasando por su lado. Ezlang se detuvo y sintió una presión asfixiante en su pecho.
—Tarek, espera.
—¿Y ahora por qué, padre? —se quejó el niño, haciéndolo.
Ezlang bajó de su espalda la tienda y las cosas que estaba cargando y comenzó a trepar un árbol, ante la atenta mirada de su hijo. Y luego de unos minutos, llegó a la rama más alta que su peso le permitió para estar de pie, observando en donde se encontraba.
Tenía dos opciones viables en ese momento, sólo esperaba que los soldados de Izlang no los encontraran antes.
Se bajó con cuidado y abajo su hijo lo estaba esperando con una expresión irritada, y Gala a varios metros de él, sin querer molestarlo más.
—Tarek, a cuatro días de aquí, está la aldea de Tamelka —le dijo acercándose al muchacho, quitándose un collar que él poseía y colocándoselo al muchacho—. Cuando llegues allí, pide hablar con su líder y diles quién eres, y si no te creen, les enseñas este collar y mi anillo —le explicó dándoselo también.
—¿Qué? ¿Pero a dónde irás tú? ¿Por qué quieres que realice solo un viaje de cuatro días?
—Por que confío en tí, porque sé qué eres capaz de hacerlo y que estarás bien —pronunció apoyando una mano sobre su hombro—. Yo iré a tu encuentro en unos doce días, máximo dos semanas.
—¿Pero por qué? ¿Qué harás mientras tanto tú?
—Llevaré a Gala con los humanos —le dijo mirándolo—. Pero el camino hasta la costa está mucho más lejos que la aldea, y tú no estarás a salvo si nos encuentran.
Tarek miró a Gala y apretó los dientes.
—¿Y qué pasa si los encuentran primero?
—Mientras tu vivas, sabré que hice lo correcto, hijo.
—¡Deja de decir estupideces! Lo correcto sería dejar a esta maldita humana aquí, que sólo nos está retrasando y que alguien más la encuentre mientras nosotros nos vamos a Tamelka.
—Te prometo que iré por tí cuando la regrese con los humanos, pero ahora necesito que hagas esto ¿Sí? Sé que puedes hacerlo, hijo, confío en tí.
Tarek la siguió mirando con rabia y luego fue a tomar algunas cosas que le serían de utilidad en esos días de travesía, antes de dirigirse nuevamente a su padre y abrazarlo.
—Te estaré esperando en Tamelka, no me falles, padre.
—No lo haré, allí estaré y recuerda siempre ir subiendo a la copa más alta para que puedas guiarte —le dijo dándole un suave abrazo, antes de despedirlo y ver cómo el muchacho se marchaba entre los árboles.
—Yo lo siento tanto —sollozó Gala cuando Tarek se fue—. Pero tú hijo tiene razón, déjame aquí, pronto alguien más me encontrará, vete con el niño, no lo dejes atravesar solo la selva.
—Mi hijo ya es un muchacho puede hacer esto solo, él estará bien. Andando, en unos días volverás con los humanos.
Gala asintió con la cabeza y comenzó a caminar nuevamente detrás de él, secándose las lágrimas de los ojos.
Sólo esperaba que alguien más los encontrara antes, para que Ezlang pudiera huir y que acabaran con la vida de ella.
Sólo era una carga para todos.
...
