Hola! llevo tiempo leyendo relatos por acá pero hasta ahora me decidí de compartir mis experiencias, espero disfruten leyendo tanto como yo viviéndolas.
Me presento, tengo 26 años y soy muy blanquita de cabello negro, tengo unos pechos muy ricos talla C y un culo del que no me puedo quejar.
Sin mas preámbulos los dejo con el relato
Sucedió cuando tenia 20 años e iba en la universidad, me tuve que mudar a la ciudad de México ya que mi carrera no había en mi ciudad. Mis padres me mandaban dinero para que yo no tuviera que trabajar y así concentrarme en mis estudios. Rentaba un departamento pequeño pero muy cómodo. El edificio contaba con 7 pisos y yo vivía en el sexto, en cada piso había 2 departamentos, el departamento enfrente del mío lo ocupaba una señora de unos 65 años mas o menos que era muy amable conmigo y en ocasiones me trataba como a su nieta, pues me llevaba comida o galletas. En el piso de arriba vivía un señor horrible y gordo, era programador o algo así y siempre se la pasaba en su departamento, salvo cuando salía por su despensa que era el 80 % cerveza y aprovechaba para subir al elevador conmigo y aunque hubieran mas vecinos en el mismo elevador siempre me miraba de manera tan morbosa y cochina, incluso en ciertas ocasiones llegaba a acercarse mucho a mi y me decía casi al oído puras marranadas; que que buena estaba, que era una ricura andante, que le encantaba como los jeans apretaban mi trasero o como se le paraba cuando iba con tops. Era un asqueroso con todas sus letras.
Se podría decir que ya hasta me había acostumbrado a sus habladurías y en ocasiones incluso me calentaba, aunque nunca lo admitiría en publico y jamás se lo demostraría.
Un día se me hizo tarde haciendo un trabajo para clase y regrese tarde, pasaban de las 10 de la noche cuando entre al edificio y hubiera deseado haberme tardado un poco más cuando vi a mi viejo vecino esperando el elevador, no quería subirme sola con él por que de por si cuando íbamos acompañados me decía cosas, no me quería imaginar solos. Pero ya era tarde pues me había visto y no quería parecer grosera, aunque no me cayera nada bien, en mi casa me habían educado con buenos modales y no los iba a perder por un idiota.
-Buenas noches vecinita, ¿de donde tan tarde?- dijo mirándome de arriba abajo, deteniéndose un poco en mis pechos
-buenas noches, vengo de hacer un trabajo de clases- dije sin voltear a verlo.
-una nenita como tu no debería de andar sola tan noche y menos con ese topsito que traes, hace que se te vean unas tetas de campeonato- dijo mirándome los senos de manera obscena y casi babeando.
Justo cuando iba a contestarle se abrieron las puertas del elevador y decidí subir sin discutir, pues se crearía un ambiente incomodo y a demás venia cansada de estar todo el día estudiando.
Entro detrás de mi y por el espejo del elevador pude ver como no me quitaba la mirada del trasero al entrar, así que ya adentro decidí recargarme en la pared alejada de el para evitar que siguiera su mirada ahí.
-Es de mala educación no contestar vecinita, ¿o es que te lo pusiste justo para eso? te gusta que te miren tetas no es así?-dijo mirándome ahora a la cara como para ver mi reacción
-Claro que no, me la puse por que me gusta y ya esta- dije a la defensiva, quien se creía este idiota para hablarme así?
-Claro tetas ricas, como tu digas- dijo acercándose a mi y pegando su barriga prominente a mi anatomía mientras yo trataba de echarme mas para atrás, pero era imposible así que el asqueroso pudo restregarse contra mi por unos segundos. Por suerte llegamos a mi piso.
-No hemos terminado ricura, que descanses, lo vas a necesitar- dijo cerca de mi boca casi a manera de susurro y después me dejo pasar.
Rápidamente salí del ascensor y me metí a mi departamento cerrando con llave. Que hijo de puta y yo tan tonta como para no hacer nada, le echaba la culpa a que estaba demasiado cansada y no tenia cabeza para discutir en ese momento, lo único que quería era quitarme ese molesto pantalón que me cortaba la circulación y acostarme a dormir.
