Su mesa estaba ubicada en un sector especial, cerca de la de los consejeros, y más cerca de la mesa del rey, estaban la de los demás gobernadores de Tamak'Atak y el resto de reinos. Al parecer, está vez sí estaban todos los líderes presentes.
En la mesa real, estaban sentados Izlang, su reina, quién cargaba un bebé, y tres niños. Pero... ¿Dónde estaba Tarek?
—Ella es hermosísima —le susurró sorprendida Gala a Mofak, al ver a la reina.
—Raliek siempre fue una mujer muy hermosa, codiciada por muchos machos y altos mandos. Pero su belleza es proporcional a su ambición, por algo se casó primero con Ezlang, y luego con Izlang.
—Mm, ya veo —pronunció curiosa, antes de desviar la mirada disimuladamente hacia los demás invitados.
Aún era tan... Sorprenderte ver todas esas razas de animales híbridos con humanos allí presentes, comprobar diariamente que siempre había tenido razón, que los Mutans eran reales.
—Mofak, mira a tu izquierda, esos de ahí se parecen mucho a Tariel —susurró.
El castaño giró la cabeza y al hacer contacto visual con ellos, hizo un gesto para saludarlos.
—Sí, esos son los padres de Tariel.
—¿Eso quiere decir que Tariel también ha venido? ¿Donde está?
—No creo que la hayan traído, ya que después de todo, nosotros la envíamos a su hogar para alejarla del peligro.
—Hm, tienes razón, pero... ¿Podríamos acercarnos a saludar? Quisiera saber cómo está ella.
—Claro, podemos hacer eso —sonrió suavemente.
Ya llevaban unos cuatro días sin saber de la muchacha, entendía que para Gala no fuera fácil y la extrañara. Se pusieron de pie, y fueron hasta la mesa de aquellos hermosos y elegantes felinos.
—Buenas tardes Eifak, Tamel, un placer verlos nuevamente —pronunció Mofak—. Ella es mi compañera, Gala, de seguro Tariel ya les ha hablado de ella, son muy cercanas.
Tamel observó confundida al muchacho, negando con la cabeza.
—Pues, desde que hemos llegado aquí, no hemos visto a nuestra hija.
Los ojos de Gala se abrieron con temor al escuchar aquello.
—¿C-Cómo? ¿Ella vino también aquí y desapareció?
—¿Cómo que si ella vino? —preguntó con el ceño fruncido Eifak, el padre de la joven rubia—. Ella vive aquí ¿De dónde tendría que venir?
Mofak observó a la pareja y luego tomó de la mano a Gala, apretándola suavemente.
—Lo siento, Eifak, Gala es nueva aquí, como puedes ver, es humana, y a veces... Confunde a las personas ¿Verdad? Además, con tantas personas aquí presentes, creo que se ha mareado un poco, será mejor que la lleve a dar una vuelta por el palacio. Qué tengan una hermosa velada.
—Espera, Mofak, ¿Donde está mi hija? ¿Por qué no ha venido aun a recibirnos? —lo detuvo Tamel.
—Tal vez está con las demás siervas del rey, después de todo, es donde ella suele estar. Deberías preguntarle a Izlang. Ahora, debo retirarme, mi compañera no se siente muy bien —le dijo antes de escabullirse rápidamente de allí, con Gala de la mano.
—Mofak, ellos no saben nada de Tariel, ella nunca llegó a su casa —susurró con angustia Gala—. Algo les pasó en el camino, Ivanska jamás debió irse solo con ella, no cuando-
—No digas más nada, Gala, no hasta que salgamos de aquí —gruñó, caminando por los pasillos para salir de la casa—. Esto se ha jodido de una manera que no tienes idea, Tariel es la única hija que tienen, y muy importante para nuestra isla.
—¿P-Por qué?
—Porque el número de hembras de su especie es limitado, nace una niña cada diez niños, y Tariel era la única hembra pura y adulta de la raza que quedaba. Hasta donde sé, sólo existen dos hembras más solteras, y sólo porque son niñas aún, pero ya están comprometidas.
—Dios mío, espero esté bien, que nadie los haya encontrado en la selva —pronunció con lágrimas en los ojos, intentando seguirle el paso a Mofak, que la iba llevando de la mano por los pasillos—. ¿A donde iremos ahora?
—A casa, tú te quedarás allí y yo saldré con mis guerreros a buscarlos. Aunque después de tantos días, dudo que encontremos algo.
—N-No digas eso, quizás se desviaron del camino, tal vez se les hizo más largo el trayecto y recién ahora están llegando a su comunidad. Ellos iban a pie, puede ser por eso.
Mofak negó con la cabeza y gruñó, llegando hasta una puerta que daba al patio trasero de la casa, para poder escabullirse por allí.
—Por el bien de todos, espero que eso haya sido lo que...
Abrió la puerta, y al momento de hacerlo, ambos se detuvieron al ver al tipo que estaba del otro lado. Gala lo observó sorprendida, y sintió como sus labios temblaban en ese momento.
—Ezlang —murmuró.
Hacía semanas no la veía, que no sabía de ella... Y se veía tan hermosa de ese modo, como toda una reina. Su largo cabello castaño estaba suelto, cayendo hacia sus hombros y espalda libremente, adornado con finas cadenas de oro y pequeños diamantes rosas, que resaltaban con la tonalidad chocolate de su cabellera.
Sus ojos café estaban finamente delineados de negro, y apenas tenía un poco de sombra dorada sobre sus párpados, un maquillaje muy sutil, que sólo resaltaba aún más sus facciones finas y delicadas.
Y su mirada tan transparente, sus ojos cristalizados, denotaban lo afligida que se encontraba, lo emocionada que estaba por volver a verlo.
Mofak los observó a ambos... Aceptando el hecho de que no importaría todo lo que él hiciera por ella, Gala jamás se sacaría de su mente y corazón a Ezlang.
Y era obvio que para el rey, ella significaba lo mismo.
—Busca a tu hijo, y luego ven a nuestro encuentro en la parte norte —le dijo en un tono bajo Mofak, sin mirarlo—. Tenemos un asunto urgente que tratar.
—De acuerdo.
Y le fue imposible a la castaña escucharlo hablar, y no estremecerse... Pero más imposible en ese momento, era contenerse para no acercarse a él y abrazarlo.
—Vamos Gala, no debemos estar aquí —le dijo jalándola hacia él, para instalarla a seguirlo.
Ella asintió con la cabeza y lo siguió por detrás, intentando ocultar la felicidad que le había causado saber que él se iría con ellos.
Volvería a estar cerca de Ezlang una vez más.
...
