──★ 🪐 ̟!!
Katherine Mora amaba escribir sobre el amor y aprovechaba su talento cobrando por cartas y poemas en su escuela. Todo iba bien hasta que Addison le pidió ayuda para conquistar a Owen Cooper, su mejor amigo. Katherine aceptó, incluso ofrec...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En la esquina más iluminada del salón de tecnología, con olor a pegamento seco, cartulina y desesperación, estaba yo: Katherine, la escritora fantasma del amor ajeno. Autora anónima de una historia que no era mía, pero que cada vez se sentía más personal.
Addison estaba en otro lado del salón, discutiendo con alguien más si las palmas de coco contaban como elementos “naturales y representativos del ecosistema mexicano”.
Spoiler: no.
Y yo… bueno, yo tenía una hoja doblada dentro de mi libreta, escondida entre apuntes de biología y dibujos de gatos con sombrero. Era mi pequeño secreto.
Mi cárcel emocional. Y también, mi desahogo.
Así que saqué mi pluma azul, la que siempre usaba para cartas, como si eso le diera más poder al dolor. Y escribí. Como Addison. Pero no.
Como yo. Pero con disfraz.
Carta #4
"Hola otra vez,
Sé que probablemente ya estás harto de mis cartas. Lo entiendo. Pero aún así, aquí estoy. Una más.
Y esta vez, no quiero contarte algo dramático o gracioso. Solo quiero decirte algo simple: me gusta cómo te ríes cuando algo te da risa de verdad. Como si te olvidaras del mundo por un segundo. Me gusta cómo frunces el ceño cuando algo te molesta, pero no dices nada. Como si intentaras ser siempre el que calma, no el que grita. Me gusta cómo haces las cosas con cuidado, aunque todos digan que no importa tanto. Como si tú supieras que todo sí importa. Aunque sea un poco.
Me gusta eso de ti. Todo eso. Mucho.
Y lo peor es que no sé si tú ves algo en mí.
O si alguna vez lo harás. Pero si algún día lo haces… solo quiero que sepas que no fue casualidad. Que no fue por azar.
Que desde la primera carta, cada palabra fue escrita con el corazón. Aunque no supieras de quién venía.
Con cariño (y más nervios de los que puedes imaginar),
Tu autora secreta."
Doblé el papel con cuidado. Más cuidado del que tenía para mi carpeta de historia.
Lo guardé en el bolsillo de mi sudadera y respiré hondo.
La campana sonó.
Mw puse de pie, como soldado liberado de una misión imposible.
Addison corrió hacia mí, sonriendo.—¿La tienes?
Asentí, sacándola con una sonrisa que intentaba no verse tan triste.
—¿Y se la puedes dar tú, porfa? Es que me da pena.
Claro que sí, amiga. ¿Cómo no iba a tener tiempo para entregarle a mi casi-crush una carta que escribí yo fingiendo ser tú, para que se enamore de ti y no de mí?