-¿Quién es mi Omega? -gruñó Harry, su voz grave, ronca, con un filo de amenaza en cada palabra.
Draco no respondió de inmediato, su orgullo luchando contra su cuerpo.
Entonces un dedo lo rozó justo ahí, provocándole un espasmo que lo dejó sin aire...
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Era Casi domingo de Pascua y en Hogwarts apenas quedaban alumnos.
Harry y Ron estaban sentados en una de las torres, comiendo huevos de chocolate, cuando Ron de pronto soltó el huevo que tenía en la mano y suspiró fuerte.
-Harry... tengo que decirte algo pero no te rías, ¿vale?-
Harry lo miró con media ceja alzada, masticando.
-Ron, después de lo que hemos vivido juntos, creo que ya no hay nada que me sorprenda.
Ron se acomodó, incómodo, bajando la voz aunque estaban solos.
-Es Blaise-
Harry tragó y se quedó quieto.
-¿Te hizo algo?-
-¡No!-Ron negó rápidamente, rojo- No... es que... me gusta. Mucho. Y bueno... me ha estado preparando, ya sabes...
Harry levantó ambas cejas.
-¿Preparando...? ¿Física o emocionalmente?-
-¡Ambas! Pero sobre todo... físicamente-Ron se llevó las manos a la cara, que ya era toda fuego-Y se siente bien, no te voy a mentir. Hasta me relaja... y a veces hasta... bueno, tú sabes...
Harry lo miraba sin decir nada, claramente intentando no reírse.
-¡Pero Harry! -siguió Ron-¡Es que me la va a meter!-
El silencio fue absoluto por un segundo... hasta que Harry estalló en carcajadas.
-¡Ron!-
-¡NO TE RÍAS, MALDITA SEA!-gritó Ron, golpeándole con el huevo de Pascua-¡Estoy hablando en serio! Es que no sé si estoy listo para eso, ¡No soy un Omega, joder! ¡Soy un beta! ¿Y si duele? ¿Y si no entra? ¿Y si entra y me gusta demasiado y luego no puedo vivir sin eso?
Harry lloraba de la risa.
-Ron... eres un caos, pero míralo así: Zabini te quiere, y no va a hacerte daño. Y si ya te está preparando, es porque le importas y quiere hacerlo bien-
Ron gruñó.
-¡Aún así! ¡ES MI TRASERO EN JUEGO!-
Harry se rió aún más fuerte.
-Entonces asegúrate de que tenga lubricante mágico de sobra. Y... tal vez una poción relajante.
Ron asintió, pensativo.
-Sí... y tal vez un contrato firmado. Y una almohada muy mullida-
Harry lo abrazó por los hombros, aún riendo.
-Tranquilo, Ron, lo vas a disfrutar, spuesto que luego no vas a querer dejarlo salir de ti.
-¡HARRY!-
Ron se dejó caer en el sillón frente a la chimenea de la sala común de Gryffindor.
Tenía el rostro rojo como un tomate cocido y la mirada perdida.
Ron bajó la voz, mirando a los lados como si temiera que Hermione lo escuchara desde otro castillo.
-Blaise... Zabini... lleva días "preparándome". Con la lengua, con los dedos... ¡y ahora tengo un tatuaje mágico en la espalda!-susurró entre dientes.
-Me dijo que era para ayudarme, porque como soy beta, no soy tan elástico como un omega. ¿¡Qué significa eso, Harry!?-
Pero obviamente a Ron eso le gustaba, que hipócrita.
Harry se atragantó con la risa que intentó contener, pero al ver la cara aterrada de su mejor amigo, se compuso.
-Ron... ¿te gusta estar con él?-
-Sí, demasiado-admitió con las mejillas en llamas-Pero, ¿y si me duele? ¿Y si me desmayo? ¿Y si Hermione lo descubre y me mata por traicionar a Gryffindor?
Harry se levantó y puso una mano sobre su hombro.
-Ron, si Zabini te gusta y te está cuidando, confía, no va a hacerte daño, y bueno, si pasa algo raro, hay hechizos para todo-
Ron gruñó.
-Fácil para ti decirlo. Tú eres un Alfa. Tú... ¡tú rompes camas! Yo soy un beta con miedo al dolor de glúteo-
Harry se rió, esta vez sin poder evitarlo.
-Hermano, si te sirve de consuelo... Draco también me tenía asustado al principio, pero cuando el momento llega, si hay cariño, magia y mucha paciencia, todo fluye-
Ron suspiró.
-Está bien, solo... si me desmayo, dile a mamá que lo intenté-