Rivalidad con chispa
El ambiente se había vuelto... interesante.
Aunque nadie lo dijera en voz alta, las cosas entre Carlisle y Caius ya no eran como al principio. Al inicio, cada palabra intercambiada entre ellos tenía un filo cortante, como si uno estuviera esperando el mínimo error del otro para lanzarse a la yugular (literal o figuradamente).
Pero con el paso de las semanas, y los cada vez más frecuentes momentos compartidos con Teresa, algo empezó a cambiar. Una dinámica nueva emergía entre ellos, tan extraña como inevitable.
—¿Sabes qué me dijo Teresa cuando la llevé a la librería ayer? —preguntó Carlisle con una sonrisa calmada, como quien lanza una bomba disfrazada de anécdota.
Caius lo miró de reojo desde el sillón, fingiendo desinterés.
—¿Qué? ¿Que le aburren tus libros de medicina?—No. Que le parecía "adorable" cómo acariciaba el lomo de un libro antes de abrirlo. Dijo que era casi... sensual.
Carlisle le lanzó una sonrisa triunfante, mientras Caius levantaba una ceja con escepticismo.
—Qué tierna. Aunque, claro, eso no supera el momento en que me pidió que le enseñara a usar una espada. Dijo que ver mis manos sosteniendo el acero era "casi poético".—Oh, por favor. Eso no cuenta, tú le lanzaste una espada. Casi le cortas un pie.
—Detalles. *Detalles 💫*
Teresa los observaba desde la cocina. Estaban los dos sentados en extremos opuestos del salón, pero si uno se cruzaba de piernas, el otro hacía lo mismo; si uno se inclinaba hacia adelante, el otro también. Como si estuvieran conectados por un invisible y molesto hilo de competencia.
A veces incluso se molestaban al mismo tiempo.
—¡Caius, deja mi libro de botánica!
—¡Carlisle, no uses mi capa como servilleta!—¿Por qué no usas tú la capa? Estás más acostumbrado al drama —respondía Carlisle sin levantar la mirada.
—¿Y tú por qué no usas tus años de sabiduría para elegir mejores corbatas?
Era como tener a dos adolescentes centenarios en casa. Pero lo más curioso... era que Teresa notaba que, en el fondo, se empezaban a caer bien.
No lo admitirían. Nunca. Pero a veces, cuando creían que nadie los veía, Carlisle sí reía con las respuestas sarcásticas de Caius. Y Caius... bueno, una vez lo atrapó dejando una taza de té en el escritorio de Carlisle antes de marcharse, murmurando algo como "supongo que tu cabeza necesita estar hidratada para pensar mejor."
Una tarde, mientras Teresa leía tranquilamente en la terraza, ambos vampiros se acercaron.
—¿Quieres un té? —ofreció Carlisle.
—¿O prefieres que te lleve al lago otra vez como el fin de semana? —interrumpió Caius, cruzando los brazos con suficiencia.
Teresa los miró, arqueando una ceja.
—¿Están presumiéndome sus citas... como si yo fuera un trofeo?—No —dijeron ambos al mismo tiempo, con una sincronización que los dejó incómodamente callados por unos segundos.
—Solo estamos informándote —agregó Carlisle, carraspeando.
—Claro. Información útil y objetiva —asintió Caius, mirando a Carlisle con expresión burlona.
Teresa sonrió, negando con la cabeza. No sabía si reírse o preocuparse.

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Renacer en otra piel [CREPÚSCULO]
Fantasy-En proceso de reescritura- Cuando Teresa Chávez muere a manos de Fernando, su historia debería haber terminado. Pero en ese mismo instante, en un lugar muy lejano, Bella Swan también fallece, consumida por la depresión tras el abandono de Edward Cu...