Capítulo 59

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Domingo

Sam.

Mi madre estaba furiosa. Su mano me lo hacia saber, estaba apretando tan fuerte mi muñeca que incluso me limitaba el habla. Cuando llegamos al taxi me obligó a entrar. No dije nada, me senté sin emitir palabra alguna. Ella se dio la vuelta y se montó a mí lado.

—¿Estás bien? —Su alivio se sintió falso que incluso me hizo removerme incómoda.

—Si.

—¿Cómo te has podido ir con él? ¡No siquiera lo conoces! —Su grito me hizo saltar en el asiento y ella se dio cuenta de mi reacción—. Perdóname, cariño. No sé qué hubiera hecho si algo te hubiera pasado.

—Estoy bien. No me pasó nada —me limité a contestar. Volteé mi rostro y dirigí mi vista a las calles. Oí un resoplo por su parte pero nada más luego de eso. Nos limitamos a estar en silencio hasta que ante mí la vista del edificio del hospital me incómodo.

—Muchas gracias. —Mi madre le extendió un billete al taxista y me obligó a tomarla de la mano para seguirla hacia adentro.

☆~☆

—No volverá a ocurrir. Lo lamentamos mucho —la voz del doctor Alvaro se escuchó detrás de la puerta que daba acceso a mi habitación.

Recién instalada nuevamente en mi cama con ese montón de cables intentado matarme, observé en silencio la pared que nos separaba tanto a mi madre junto al doctor de mi. La miraba con tanta concentración como si de alguna manera intentara traspasarla.

—Va a matarme —Alvaro ingresó acariciando su sien.

—Suele ser así. Es parte de su encanto —sonreí al ver la sonrisa que intentaba mostrar, pero en realidad lo que apareció en su rostro fue una mueca.

—Es exasperante —murmuró y se acercó a mí. Me reparó de pies a cabeza y miró directamente a la máquina que nos notificaba de mi pulso.

—Ya lo sé.

—Es que tú también. ¿Cómo vas a irte en ese estado?

—En mi defensa, me secuestraron —reí recordando a Jake. Alvaro me miró sonriente y yo relajé mis hombros—. Me alegra haberme ido, el chico es perseverante.

—Te fuiste con él y ni siquiera lo conoces —luego de decir aquello su cuerpo se tensó de inmediato y me miró con cautela—. ¿O si sabes quién es?

Nervios. Me recorrieron el cuerpo de pies a cabeza. No podía decir nada. Solamente observé a Alvaro sin meditar palabra.

Recordé a ese chico con el café, sus ojos llorosos, y esas lindas flores. ¿Por qué los tulipanes? No me gustan, o... ¿Acaso olvidé que me gustaban los tulipanes?

—¿Sam? —un susurro lejano agárrate mi cuerpo y una luz destellante me erizó la piel.

☆~☆

—¡Debes soltarla, debemos llevarla al hospital!

Un destello. Un auto. Una persona. El cielo. Lágrimas. Gritos. Llanto. Dolor...

Una Ilusión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora