capitulo 16:jugando con fuego

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El sol caía suavemente sobre la enorme mansión en Japón. La tranquilidad del jardín era engañosa, porque adentro, en el despacho, los alfas estaban tramando algo.

—¿Y si los sacamos esta noche? —sugirió Kuroo, con una sonrisa ladeada mientras bebía un whisky.

—¿Tipo cita? —preguntó Bokuto, levantando una ceja.

—No, tipo... reto. Una salida elegante. Ellos en vestidos. —Kageyama sonrió por primera vez en todo el día—. Vamos a ver si pueden provocarnos tanto como creen.

—Akaashi en vestido ajustado... —murmuró Bokuto, y se recargó en el sillón como si ya pudiera verlo.

Kuroo se puso de pie, decidido.

—Vamos a elegir los vestidos nosotros. A la medida. Ellos no se lo esperan.

Y así fue.

Pasaron la tarde en las boutiques más exclusivas de Tokio, acompañados por asesores de moda y seguridad. Cada uno eligió el vestido con una precisión casi peligrosa.

Bokuto pidió algo negro, elegante, que dejara al descubierto la espalda de Akaashi y dejaba al descubierto su hermosas piernas.

Kuroo eligió para Kenma un vestido negro suave, con tirantes cruzados y tela que se pegaba al cuerpo como un susurro. Sabía lo que provocaría.

Kageyama no dudó en ir por el rojo más intenso que encontró. Quería que Hinata ardiera... y lo hiciera arder.

Cuando regresaron a la mansión, los vestidos venían en cajas finas, con moños y etiquetas con los nombres de cada omega.

—¿Qué es esto? —preguntó Hinata al ver la caja en la cama.

—Una invitación. Nos vemos a las 8, prepárate —dijo Kageyama desde la puerta antes de cerrarla.

Akaashi levantó una ceja al ver su caja. Kenma solo suspiró.

Horas después…

Los alfas esperaban en el salón principal. Luces tenues, un leve aroma a sándalo en el aire. Y entonces…

Primero apareció Kenma. El vestido negro se movía con cada paso, y sus ojos se mantenían en los de Kuroo como si estuviera desafiándolo a mirarlo demasiado.

Kuroo se inclinó hacia adelante, los labios entreabiertos.

—Te pasaste, Kenma.

—Tú me lo compraste —susurró él, con una sonrisa traviesa.

Después, bajó Akaashi.
Negro. Apretado. Elegante y letal. Bokuto literalmente se llevó la mano al corazón.

—¿Estás tratando de matarme?

—Solo estoy usando lo que me diste —respondió Akaashi, pasando a su lado y dejándolo sin aire.

Y por último, Hinata.
Rojo. Fuego. Boca entreabierta y mirada desafiante. Bajó las escaleras lentamente, consciente de cada paso.

Kageyama se puso de pie, tenso como una cuerda a punto de romperse.

—¿Te gusta...? —preguntó Hinata, ladeando la cabeza.

—Me arrepiento de todo —murmuró Kageyama.

Hinata rió suavemente, acercándose a él para arreglarle la corbata.

—Demasiado tarde.

Los tres omegas se alinearon, frente a los tres alfas. Sonrisas suaves, ojos peligrosos.

—¿Listos para salir...? —preguntó Kenma.

Los alfas se miraron entre ellos, sabiendo perfectamente que esa noche… iban a sufrir.

Dos mundos, un latidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora