Un desastre llamado amor.(SL#6)

25.- Sobreviviendo a los Lombardi

Dante.

Los días siguientes fueron un viaje rápido de adaptación a una "nueva" rutina.

No esperé que el tiempo que pasó luego del almuerzo de Val con mi familia pasara tan a prisa. Pero entre las innumerables ocupaciones que tenía por volver al trabajo, las sesiones de rehabilitación y pasar tiempo con mi chica favorita, las horas se esfumaron y el tiempo en realidad perdió su relatividad.

—¿No crees que es demasiado? —Observo a Val mientras bajamos del auto.

—No —respondo liberando la sonrisa en mis labios —estás perfecta.

Una sonrisa aliviada es lanzada hacia mí.

—Es solo que creo que me siento un poco fuera de lugar —dice.

Me detengo y por consecuencia ella tiene que detenerse también. Nos encontramos en la entrada de uno de los teatros más famosos de Milán, Ángela se presentaría para la obra del lago de los cisnes, en donde sería bailarina principal. Así que podría decirse que esto era un evento importante.

Mis padres estarían junto con el resto de mis hermanos, y entendía la sensación que Val podía tener sobre todo luego del incidente con Ángela.

Pero no tolero siquiera que ella pueda considerarse menos.

—Escucha, no eres menos que nadie en este lugar —mi voz brota con firmeza, ella me observa, noto el destello nervioso en sus ojos y tomo su mentón con suavidad. —No importa lo que mis sobrinos o hermanos piensen, ¿de acuerdo? No dejes que nadie te haga dudar de lo mucho que vales Cara mía.

Sus labios se crispan en una sonrisa. Su mirada se suaviza y todo rastro de nerviosismo se esfuma.

—Gracias.

Me inclino levemente, depositando un corto beso sobre sus labios antes de apartarme.

No digo nada más, continuamos avanzando hasta que llegamos a la entrada. Le muestro nuestros boletos al personal de la entrada y pronto me encuentro serpenteando entre todas las personas que buscan sus asientos asignados.

Mi familia ya se encuentra en sus lugares para cuando llegamos, nos toca sentarnos del lado de mi madre, y noto como el agarre de Val se suaviza alrededor de mi mano.

Mi madre no pierde tiempo antes de levantarse y envolver a Valentina en un abrazo, luego intercambia unas pocas palabras con mi padre antes que tengamos que acomodarnos en nuestros respectivos asientos.

Una ola de murmullos nos envuelve, las personas buscando los asientos, conversando sobre la función, pero todo eso se apaga en el segundo en el que las luces bajan de intensidad, atenuándose para enfocar el escenario.

Un par de segundos después el telón comienza a alzarse y Ángela aparece. No puedo evitar que una sonrisa se apodere de mis labios cuando la miro moverse con una gracia que resulta casi hipnotizante.

Siento a Val moverse a mi costado, su mano se envuelve en la mía y noto como se ha enderezado en el asiento mientras tiene una expresión casi maravillada.

Regreso la mirada al frente en el momento justo en el que mi sobrina hace el primer salto, mi corazón se detiene por un segundo, pero estoy bastante familiarizado con la sensación ya que no es mi primera vez mirándola bailar.

Para Valentina, parece ser otra cosa.

Val contiene el aliento. No tiene que decirlo para que yo sepa que está impresionada. La forma en que inclina apenas la cabeza hacia adelante, la manera en que sujeta mi mano con un poco más de fuerza... lo dice todo.