capitulo 10:una sonrisa muy filosa

4.3K 413 59
                                        

La mansión estaba extrañamente silenciosa mientras los pasos de la hermanastra resonaban por el pasillo principal. Akaashi, que acababa de bajar en busca de un libro, se encontró de frente con ella.

-Hola, tú debes ser Keiji, ¿cierto?

Akaashi se detuvo en seco, pestañeando. No conocía a esa mujer.

-¿Nos conocemos?

-No aún -sonrió ella, acercándose con naturalidad-. Pero escuché mucho sobre ti. Soy la hermanastra de Bokuto.

Akaashi sintió un pequeño escalofrío. Esa sonrisa no era normal. Era el tipo de sonrisa que te hacía querer mirar por encima del hombro.

-Mucho gusto -dijo educadamente.

-Debo decir, luces mucho más lindo en persona.

Akaashi alzó una ceja, incómodo.

-¿Disculpa?

-Nada -ella se echó a reír como si todo fuera un juego-. Solo estoy siendo amistosa. Además... ya era hora de que esos dos se consiguieran alguien decente. ¿Sabías que Bokuto tiene pésimo gusto? -Se inclinó un poco, su mirada afilada-. Pero tú... tú podrías ser la excepción.

Akaashi se quedó mudo.

Mientras tanto, en otra parte de la casa, Hinata y Kenma estaban en la cocina hablando en voz baja, cuando ella entró como si nada.

-¡Ahí están! Estaba muriendo de ganas por conocerlos. Ustedes deben ser los famosos omegas.

Hinata se tensó.

Kenma solo la observó en silencio, los brazos cruzados.

-¿Y tú quién eres?

-Soy la hermanastra de Bokuto y Kageyama -dijo como si eso le diera algún tipo de autoridad celestial-. ¿Ustedes son pareja?

-No -dijo Hinata, confundido.

Ella se acercó a Hinata, deteniéndose muy cerca. Demasiado cerca.

-Qué bueno. Entonces todavía no estás reclamado, ¿no?

En ese momento, Kenma se adelantó y se puso sutilmente entre ella y Hinata.

-¿Necesitas algo?

La sonrisa de ella se amplió. Le divertía.

-Oh, sólo estoy conociendo a los nuevos miembros del hogar. ¿Tú también eres omega?

Kenma no respondió. Su mirada hablaba por él.

Y justo cuando ella iba a decir algo más, Bokuto, Kageyama y Kuroo entraron.

El ambiente se volvió glacial.

-¿Qué estás haciendo? -preguntó Kageyama con voz baja, peligrosa.

Ella se giró, adorablemente inocente.

-Sólo conociendo a tus amigos. Son encantadores.

-Mantén tus juegos lejos de ellos -dijo Bokuto entre dientes.

Pero ella solo sonrió, alzando una ceja.

-¿Míos? Yo solo vine a disfrutar un poco... No sabían que vivían con dinamita.

Y se fue, dejando a todos con el aire cortado.

×°×°×°×

La tarde estaba tranquila. Akaashi se encontraba en el invernadero de la mansión, buscando algo de paz entre las plantas exóticas que tanto le fascinaban. Había encontrado un pequeño refugio ahí, lejos del torbellino emocional que era vivir con tres alfas tan intensos.

Dos mundos, un latidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora