Capítulo 24

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Un mes después...

Un mes ... un mes desde que salí del hospital y Olivia sigue igual.

No hay avances. No hay señales. No hay nada.

Estoy sentado en la cafetería del instituto, pero no escucho el ruido, las risas, las charlas. No pruebo la comida frente a mí. Solo estoy… existiendo.

Connor está sentado al frente, dándole vueltas a su bandeja y hablándome de no sé qué cosa. Sus palabras rebotan en mi mente como si vinieran de muy lejos.

—…y bueno, la profe de Historia casi se cae porque se le trabó el tacón en el cable del proyector —dice, tratando de hacerme reír.

Yo apenas parpadeo.

—Nolan… al menos mírame —insiste con un suspiro—. Sé que esto es una mierda, pero no puedes seguir así, hermano.

No respondo. Solo quiero que esta jornada termine para poder ir al hospital. Ver a Olivia. Sentarme junto a ella como todos los días, aunque no diga nada, aunque ella no me escuche. Al menos ahí siento que todavía hay algo de nosotros.

Una mano se posa bruscamente sobre mi hombro.

Me giro.

Ryan.

Sus ojos están inyectados de rabia, su mandíbula tensa. Y antes de que pueda procesar su presencia, escupe su veneno:

—Maldito imbécil… deberías ser tú el que esté en esa cama, no Olivia.

No digo nada.

No porque no quiera, sino porque no puedo. Su frase me atraviesa como una lanza. Tal vez él no lo sabe… pero yo ya lo pensé miles de veces. Cada día.

—Ryan, ya —dice Connor, poniéndose de pie—. Déjalo en paz.

Pero Ryan no escucha.

Se acerca más, hasta que puedo sentir su aliento lleno de odio.

—Es tu culpa. Todo esto es por tu culpa. Olivia y yo estábamos bien… hasta que apareciste. Fuiste tú quien la alejó de mi. Tú quien se metió entre nosotros.

—Ryan, te lo advierto —gruñe Connor, poniéndose entre nosotros.

Ryan lo ignora y da un paso más.

—Es tu culpa que Olivia esté muerta.

En ese instante... pierdo la cordura.

Me levanto tan rápido que tiro la silla. Mi puño se estrella contra su cara con un golpe seco y feroz.
Ryan cae al suelo, sujetándose la boca, sangrando.
Toda la cafetería enmudece.

—¡Olivia no está muerta! —le grito con la garganta hecha trizas, temblando—. ¡NO ESTÁ MUERTA!

Connor me agarra del brazo, intentando calmarme, pero no lo escucho. Solo siento el ardor en los nudillos y la presión en el pecho que no se va.
Las miradas, los murmullos, los celulares grabando…

Salgo de la cafetería casi a empujones, caminando rápido, sin rumbo, hasta que doblo por uno de los pasillos más vacíos del edificio.

Connor viene detrás de mí.

—Nolan… Nolan, detente —dice, y por primera vez escucho la preocupación en su voz, no solo por mí, sino por lo que acabamos de vivir.

Me detengo.

Apoyo las manos contra la pared. Intento respirar.

Una. Dos. Tres veces.

Mi pecho sube y baja con fuerza, como si acabara de correr kilómetros. No puedo… no puedo pensar que Ryan tenga razón.

Eres para mí ♡ [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora