Eres para mí ♡ [Completa]

Capítulo 23

Nolan

La oscuridad no tenía forma ni fin. Era como flotar en un lugar donde el tiempo no existía. No había ruido. No había dolor. Solo ese vacío frío... hasta que algo cambió.

Una punzada en el pecho. Luego otra, más aguda.

Y de pronto, el mundo me golpeó de regreso.

El aire entró con violencia a mis pulmones. Intenté moverme, pero mi cuerpo se sentía como si lo hubieran aplastado. Un pitido agudo me retumbaba en los oídos, seguido de voces lejanas que no podía entender del todo.

-¡Está despertando! -escuché a alguien decir, con urgencia.

Parpadeé. La luz blanca del techo me cegó por un instante. Cerré los ojos, y luego los abrí de nuevo, despacio. Todo se veía borroso.

-Nolan, ¿puedes oírme? -era una voz femenina, cálida.

Quise responder, pero la garganta me ardía. Solo logré emitir un quejido. Algo frío y plástico cubría mi rostro: oxígeno.

-Tranquilo. Estás en el hospital. Estuviste inconsciente durante varios días. No intentes hablar aún.

Una enfermera ajustó algo en mi brazo. Su tacto fue suave. Luego sentí la presión de una mano sobre la mía, firme.

-Nolan, parpadea si me entiendes.

Lo hice. Una vez. Dos veces.

Ella suspiró con alivio.

-Muy bien. Vamos a monitorearte. Tu presión está subiendo poco a poco. Le avisaré al doctor y a tus familiares.

Mis familiares...

Olivia.

Olivia.

El nombre golpeó mi mente como una campana. La imagen de su rostro, su risa... y luego... luego la oscuridad. Un recuerdo difuso. Luces. Un chillido. Vidrio rompiéndose.

El accidente.

Mi corazón se aceleró.

-Olivia... ¿Dónde está Olivia?-logré decir con dificultad, intentando incorporarme.

-Tranquilo, no te esfuerces -dijo una enfermera mientras otra presionaba un botón para llamar al médico-. Tienes que mantener la calma, ¿sí?

-¡¿Dónde está?! -intenté levantarme -. ¡¿Dónde está Olivia?!

Mi corazón se desbocó. Las máquinas comenzaron a pitar más fuerte. Sentí el sudor frío en la frente, las lágrimas acumulándose sin permiso. El pánico me quemaba el pecho.

-¡Díganme dónde está! ¡¿Está viva?! ¡¿Está bien?! -seguí gritando, o al menos eso creía, porque apenas salía la voz de mi garganta. Me estaba asfixiando con mis propios pensamientos.

Un médico entró rápido y con pasos decididos.

-¿Qué sucede?

-Se alteró. Pregunta por alguien, por una chica. No quiere calmarse.

El doctor se acercó a mi lado, tomó una linterna pequeña y revisó mis pupilas.

-Está agitado. No podemos darle esa información ahora. Su cuerpo no está listo para ese estrés. Preparen un sedante suave.

-No... no... no -murmuré, apenas sosteniéndome-. Olivia... por favor...

-Tranquilo, Nolan, necesitas descansar. Vas a estar bien, ¿de acuerdo? -dijo el doctor, mientras la enfermera ajustaba algo en la vía de mi brazo.

Sentí la inyección arder. Un mareo me invadió de inmediato. Todo empezó a volverse lento, borroso.

Mi voz se apagaba. El pecho me pesaba.