Capítulo 28 - Zabini

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Ron no se movía

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Ron no se movía.

Zabini temblaba.

El aroma era peor ahora.

Más espeso.

Más íntimo.

Blaise lo podía oler-el núcleo de Ron.

Ese lugar sagrado que ningún Alfa había tocado, ese calor que parecía hecho para destruirlo.

El corazón le latía tan fuerte que sentía que iba a vomitar su propio rut.

-Ron...-jadeó, desesperado, las manos aferrándose al dobladillo de la túnica del pelirrojo como si fuera un hombre a punto de ahogarse.

Ron bajó la vista con una ceja arqueada, su expresión una mezcla de superioridad y diversión.

En ningún momento su aroma dejó de envolverlo.

-¿Qué pasa, Zabini? ¿No que muy Alfa?-

Zabini gruñó bajo, clavando la frente contra su abdomen.

El olor a galletas calientes y jazmín lo estaba volviendo absolutamente loco.

Y ese núcleo...

-Por favor-susurró, apenas- Déjame...déjame lamerlo. Sólo un poco. Te lo suplico-

Ron soltó una risa baja, peligrosa, tan deliciosa como cruel.

-¿Lamerme? ¿Como a una galleta?-se burló- ¿Así de mal estás?

Zabini gimió.

Literalmente gimió.

Ron lo sostuvo del mentón, obligándolo a mirarlo a los ojos.

-Dime qué soy para ti, Zabini, si quieres una probada.

Blaise, que no podía más, respondió con un susurro ronco y sin orgullo:

-Mi Beta... mi maldito Beta... mi perdición-

Entonces, Ron lo besó.

Lo besó con fuerza, con el hambre de semanas contenidas, con la lengua explorándolo, tomándolo por completo.

Cuando se separaron, Zabini estaba jadeando como un cachorro hambriento, temblando entre sus brazos.

Ron lo miró, con sus labios aún brillantes y el aroma más fuerte que nunca.

-Bien-le dijo con una sonrisa ladeada-Pero la próxima vez que me ignores por dos días, me aseguraré de que tu rut te destruya.

Y con eso, le dio media vuelta y lo dejó ahí.

Hecho un desastre.

Zabini no había soportado que Ron se fuera.

Lo siguió.

A escondidas al principio, y después sin más máscara de orgullo.

Cuando entró a la habitación del Beta, el olor lo golpeó de nuevo como un puño suave pero implacable: jazmín, higos, pan recién horneado.

𝓗𝓪𝓻𝓬𝓸-𝓞𝓶𝓮𝓰𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora