"Más vale aquí corrió..."
Era sábado por la tarde y el bosque que rodeaba Forks tenía ese aire húmedo y misterioso de siempre. Teresa —o Bella, como todos aún la llamaban— había salido a caminar. No era raro que lo hiciera: últimamente necesitaba estar sola para ordenar sus pensamientos, especialmente desde que Carlisle Cullen se había convertido en una constante en su mente, y Mia le había contado sobre su relación con Jacob.
El canto de los pájaros, las hojas crujientes bajo sus pies, el susurro del viento entre los árboles... todo tenía un ritmo tranquilo. Pero, a pesar del entorno aparentemente sereno, algo no se sentía bien.
Teresa se detuvo.
No sabía por qué exactamente, pero sus sentidos comenzaron a alertarla. Era una sensación primitiva, como cuando en el pasado, en su antigua vida, sentía que alguien hablaba a sus espaldas en voz baja. Esta vez no eran chismes. Era peligro.
Instintivamente, giró la cabeza y escaneó la espesura del bosque. Nada. Pero lo sentía. Alguien la estaba observando.
Desde la cima de un árbol, entre las ramas, unos ojos rojos la seguían con intensidad. El cabello encendido como fuego caía en ondas sobre el rostro de una mujer que parecía una estatua de mármol en posición de ataque. Victoria. Paciente. Calculadora. Hambrienta de venganza.
Ella no sabía que esa ya no era la misma Bella. No sabía que esa alma ahora pertenecía a Teresa Chávez.
Teresa retomó su paso, pero ahora lo hacía con más rapidez. Fingía calma, pero su mente no dejaba de disparar alertas como si fueran balas.
—Ok, esto ya se puso feo... —murmuró para sí misma—. ¿Qué haría Teresa Chávez en esta situación? Exacto... correr.
Y justo entonces, la escuchó. Una rama crujió tras ella, a unos cinco metros de distancia.
Teresa no lo pensó dos veces. Miró hacia el frente, midió el terreno y comenzó a correr. Pero no fue una carrera común. Fue veloz, poderosa. El cuerpo de Bella podía parecer delgado y frágil, pero dentro de ella ahora vivía una mujer que había escapado de cosas mucho peores que una vampiresa con sed de venganza.
Mientras esquivaba troncos, saltaba raíces y atravesaba arbustos, su mente repetía:
—Más vale aquí corrió... que aquí quedó. ¡Y con estilo, carajo!
Victoria saltó tras ella con velocidad sobrenatural, pero algo le llamó la atención: la humana corría rápido... muy rápido. No era normal. No era natural. Era como si ese cuerpo estuviera despertando a algo más.
—¿Qué eres? —murmuró Victoria con los ojos entrecerrados, siguiéndola entre árboles como una pantera.
Teresa sintió que algo no encajaba. No solo la perseguían... sino que la analizaban. Y eso era peor.
Corrió hasta llegar a un claro donde sabía que Mia la había llevado una vez antes. Y justo cuando pensó en gritar, algo se movió entre los árboles... algo más grande, algo dorado.
Victoria se detuvo en seco.
Desde la vegetación emergió una figura majestuosa: Mia, en su forma de loba alfa, con su pelaje dorado brillante como oro líquido y los ojos rojos como brasas vivas. Sus patas firmes se clavaron en el suelo mientras rugía con autoridad.
Teresa sonrió, todavía agitada.
—Bendita seas, loba reina... llegaste justo a tiempo —pensó.
Victoria frunció el ceño. No esperaba eso. No solo una "Bella" con fuerza interior, sino una loba gigante como su guardiana. No era el momento. No aún.

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Renacer en otra piel [CREPÚSCULO]
Fantasy-En proceso de reescritura- Cuando Teresa Chávez muere a manos de Fernando, su historia debería haber terminado. Pero en ese mismo instante, en un lugar muy lejano, Bella Swan también fallece, consumida por la depresión tras el abandono de Edward Cu...