Capitulo 23

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Cruces de Destino

Las semanas comenzaron a deslizarse como hojas arrastradas por el viento. El ambiente en Forks había cambiado desde aquella noche en La Push, cuando Mia se reveló como la loba alfa. Desde entonces, Jacob y ella comenzaron a verse con más frecuencia, al principio con cierta timidez, como si aún se estuvieran descubriendo... pero pronto, la chispa que había nacido entre ellos se transformó en algo mucho más fuerte.

Jacob, que antes parecía siempre inquieto y a veces incluso perdido en su propio mundo, ahora era distinto. Con Mia cerca, se le notaba más centrado, más firme, como si su alma hubiera encontrado su ancla. Caminar al lado de ella era como encontrar su lugar en el mundo. Los chicos de la Push comenzaron a aceptarla, e incluso Paul dejó de verla como una amenaza.

Mia también cambió. Teresa lo notó de inmediato. Ya no cargaba esa energía de competencia silenciosa que había tenido al llegar a la escuela. Ahora sonreía más, caminaba con una soltura distinta. Aunque aún conservaba su aura de misterio, se sentía... feliz. Y eso, Teresa lo agradecía.

Mientras la relación de Mia y Jacob florecía de forma natural, Teresa también experimentaba su propio proceso... más complejo, más silencioso, pero igual de profundo.

Desde su accidente con la pierna, Teresa no había podido sacar de su mente al doctor Cullen. Carlisle. Aquel hombre que la había atendido con una delicadeza que no parecía de este mundo. El recuerdo de su tacto firme pero suave, de sus ojos dorados llenos de sabiduría, le aparecía en momentos aleatorios: mientras estudiaba, mientras se lavaba el cabello, incluso mientras dormía.

Y como si algo mayor estuviera moviendo los hilos del destino, sin proponérselo, Teresa comenzó a encontrarse con él. Al principio fue casual. Una visita breve al hospital para recoger una receta para Charlie. Ahí estaba él, pasando por el pasillo, deteniéndose apenas un segundo para mirarla con una expresión que oscilaba entre el desconcierto y la fascinación.

Luego, otra vez en una conferencia de salud comunitaria a la que la escuela la envió por sus buenas calificaciones. Carlisle estaba entre los invitados. Y cuando ella entró al salón, él se detuvo a media frase.

—¿Bella Swan? —preguntó, con voz baja, apenas audible para ella.
Teresa sonrió con suavidad, sin responder. Porque sabía que él también lo sentía. No era Bella.

Teresa comenzó a notarlo también. No era sólo atracción, era como si sus caminos estuvieran destinados a entrelazarse. No era coincidencia que siempre apareciera donde estaba él. Y aunque trataba de convencerse de que solo eran circunstancias fortuitas... su corazón sabía que había algo más.

La última vez que se vieron fue en el hospital, nuevamente. Ella había acompañado a Charlie para un chequeo general. Mientras él se ocupaba en el área de recepción, Teresa caminó por los pasillos hasta encontrar la cafetería. Y ahí, sentada en una mesa, estaba Esme Cullen. A su lado, conversando con suavidad, Carlisle. Teresa se detuvo, sin hacer ruido, y justo entonces él levantó la mirada. Sus ojos se encontraron... y el mundo pareció detenerse.

No se dijeron nada. Solo se miraron. Pero en esa mirada había preguntas sin responder, sensaciones que no cabían en palabras... y un destino que, poco a poco, comenzaba a hacerse presente.

Jacob y Mia. Teresa y Carlisle.
Las piezas del tablero empezaban a alinearse. 

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Ya vamos ya vamos


Renacer en otra piel [CREPÚSCULO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora