──★ 🪐 ̟!!
Katherine Mora amaba escribir sobre el amor y aprovechaba su talento cobrando por cartas y poemas en su escuela. Todo iba bien hasta que Addison le pidió ayuda para conquistar a Owen Cooper, su mejor amigo. Katherine aceptó, incluso ofrec...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al día siguiente, caminaba con Miguel hacia la escuela. Mamá no pudo llevarnos, así que tuvimos que aguantar el trayecto a pie.
—Camina más rápido, Miguel —le pedí, impaciente.
—Vamos con calma —respondió, sin apresurarse— Muchas ganas de ir a la escuela has de traer.
—Claro que sí —respondí, aunque la verdad era que estaba mintiendo.
¿Quién en su sano juicio querría ir a la escuela, y menos un miércoles? Es el ombligo de la semana, el día que te hace cuestionar todas tus decisiones.
Sin pensarlo, aumenté el paso, apurándome un poco más. Aunque, en el fondo, lo que quería era llegar rápido para ver a Addison. Pero cuando llegué a la escuela, Owen me detuvo en la entrada.
—¡Kath! —me llamó, acercándose con una sonrisa—
—Owen, hola —respondí, sonriéndole— ¿Qué pasó?
—Esta mañana abrí mi casillero y encontré esto —dijo, mostrándome un trozo de papel arrugado—
—¡Guau! —fingí sorpresa, aunque ya me imaginaba por dónde iba la cosa—¿Quién la envió?
—No lo sé —contestó, sacudiendo la cabeza—Pero tiene la firma del profesor raro. Eso significa que debe ser alguien de nuestro salón.
—¿Y vas a buscar a esa chica? —pregunté, tratando de sonar casual.
—¡Claro que sí! —dijo con entusiasmo, los ojos brillando de emoción—. Tengo que saber quién es.
Me contuve para no soltar una carcajada nerviosa. La situación se estaba complicando más de lo que imaginaba.
—Oye, Owen, ten cuidado, ¿eh? No quiero verte sufriendo si la chica resulta ser... —dije con una sonrisa juguetona, pero mi tono llevaba un toque de advertencia.
—Nada de qué preocuparse —respondió él, seguro de sí mismo—. Estoy preparado para lo que venga.
Lo vi alejarse mientras seguía hablando consigo mismo, y no pude evitar soltar una risita.
Entonces, me giré y me dirigí rápidamente hacia el edificio. Tenía algo en mente, algo que me estaba emocionando cada vez más. Mi plan con Addison estaba funcionando, y, aunque no quería admitirlo, me sentía un poco culpable por jugar con las emociones de Owen. Pero lo bueno era que estaba logrando lo que quería.
Casi sin pensar, me encontré frente al casillero de Addison. La vi allí, charlando con algunas chicas, y no pude evitar sonrojarme un poco al acercarme. No estaba preparada para lo que iba a pasar, pero lo sentía: este era el momento que había estado esperando.
—¡Addison! —la llamé, con una sonrisa tímida. Ella me miró sorprendida, pero enseguida me devolvió la sonrisa.