Torceduras y Tentaciones
Las semanas pasaban con una rutina que poco a poco comenzaba a sentirse extrañamente... normal.
Teresa, ya adaptada a su rol como Bella Swan, mantenía una buena relación con Jacob y una conexión cada vez más profunda con Mia. Se habían vuelto inseparables: compartían secretos, miradas cómplices en clase y conversaciones que se extendían hasta el anochecer. Sin embargo, en medio de aquella calma fingida, algo se agitaba en el fondo.
Era un lunes. El cielo estaba gris, como siempre en Forks, y la humedad lo impregnaba todo. Teresa iba por el pasillo del instituto, ajustando su mochila cuando escuchó el timbre del almuerzo. Decidió tomar un atajo por los jardines laterales, el suelo mojado por la llovizna de la mañana. Y fue allí, justo a mitad del camino entre el gimnasio y la cafetería, cuando sucedió.
Resbaló.
Un mal paso, el suelo húmedo y una raíz apenas visible fueron suficientes para que su tobillo se torciera de forma brusca. El dolor fue inmediato. Teresa soltó un grito ahogado mientras caía sentada, agarrándose la pierna con fuerza.
—¡Genial! —murmuró entre dientes, haciendo una mueca de frustración.
En cuestión de minutos, varios alumnos se acercaron. Una profesora llamó rápidamente a la enfermería, y con algo de esfuerzo, llevaron a Teresa en una silla hasta la oficina de primeros auxilios. Pero, para sorpresa de todos, el que llegó para atenderla no fue cualquier enfermero escolar.
Fue el doctor Carlisle Cullen.
Apenas cruzó la puerta, el tiempo pareció detenerse.
Teresa lo miró y tuvo que recordarse que debía respirar. Nunca lo había tenido la oportunidad de estar a solas con el. Sabía que era parte de los Cullen, que era médico, y que, en teoría, era el padre de Edward... pero no lo había visto tan detenidamente hasta ese instante.
Alto, de porte elegante, con unos ojos dorados que no parecían juzgarla, sino entenderla. Su voz era suave, como terciopelo mojado, y sus movimientos eran tan precisos como los de un cirujano experto, aunque había algo en él que la hacía sentir... extrañamente segura.
—Bella —dijo con una sonrisa profesional—. Me dijeron que tuviste una caída. ¿Puedo revisar tu tobillo?
Teresa asintió en silencio, sin poder evitar sentirse un poco nerviosa.
Carlisle se arrodilló frente a ella, colocó su mano con una delicadeza imposible sobre el tobillo torcido y comenzó a presionar suavemente. Ella hizo una mueca de dolor y él se detuvo de inmediato.
—Tendón torcido. No es grave, pero necesitas descansar unos días. Te vendaré el pie y usarás muletas por la semana. ¿Está bien?
—Sí... gracias, doctor —respondió ella, bajando la mirada.
Mientras él le colocaba el vendaje, Teresa lo observaba en silencio. Había algo en él... su calma, su energía, su calidez. Era increíblemente guapo. Y no solo por fuera, sino por dentro. Se notaba que no era como los demás vampiros. Él no solo había elegido convivir con humanos... los ayudaba. Los cuidaba.
Y tú, Teresa, pensó, ¿desde cuándo estás notando eso?
Carlisle terminó el vendaje y se puso de pie. Le extendió una mano para ayudarla a levantarse. Al hacerlo, ella sintió un leve escalofrío, una corriente eléctrica que subió por su brazo.
—¿Estás bien? —preguntó él con preocupación.
—Sí, sí... solo me mareé un poco. Gracias otra vez, doctor Cullen.

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Renacer en otra piel [CREPÚSCULO]
Fantasy-En proceso de reescritura- Cuando Teresa Chávez muere a manos de Fernando, su historia debería haber terminado. Pero en ese mismo instante, en un lugar muy lejano, Bella Swan también fallece, consumida por la depresión tras el abandono de Edward Cu...