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Jennie no se movió de la silla junto a la cama de Lisa.

Las palabras de su padre seguían dándole vueltas en la cabeza.

"Lisa no necesita una niña a su lado."

"Si realmente la quieres, deberías demostrarlo."

Jennie miró la mano de Lisa, la sostuvo con más fuerza y suspiró.

—¿Qué tanto piensas?

Su voz era ronca, débil... pero era su voz.

Jennie se quedó congelada.

Sus ojos se abrieron con sorpresa y rápidamente levantó la mirada.

Lisa tenía los ojos entrecerrados, viéndola con una media sonrisa cansada.

—Despertaste.

Jennie sintió sus ojos arder, su pecho comprimirse y su respiración entrecortarse.

Lisa intentó moverse, pero su herida le dolió. Jennie reaccionó rápido y puso una mano en su pecho para evitar que se incorporara.

—No te muevas, tonta.

Lisa soltó una risa muy suave.

—¿Tanto me extrañaste?

Jennie apretó la mandíbula y, sin importarle nada más, se inclinó y escondió el rostro en su cuello.

—Casi mueres. —Su voz se quebró—. Me asustaste demasiado, idiota.

Lisa parpadeó con sorpresa al sentir las lágrimas de Jennie contra su piel.

—Oye, ya estoy bien.

Jennie se separó solo para mirarla con el ceño fruncido.

—No digas tonterías, no estás bien. —Acarició su rostro con ternura—. Pero lo estarás.

Lisa la miró fijamente y, con la poca fuerza que tenía, levantó su mano para tocar la mejilla de Jennie.

—Te ves horrible.

Jennie soltó una risa entre lágrimas.

—Tú también, General.

Lisa sonrió débilmente.

Y Jennie supo en ese momento que jamás la dejaría ir.

Lisa trazó con lentitud la línea de la mandíbula de Jennie, acariciando su piel con la yema de los dedos.

—Bésame.

Jennie sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

—Estás herida, Lisa.

—No es como si un beso fuera a matarme.

Jennie se mordió el labio, su corazón latía con fuerza.

—No deberías esforzarte.

Lisa sonrió débilmente.

—Mientras estuve inconsciente, solo podía pensar en tus besos.

Jennie tragó saliva.

—¿Solo en mis besos?

Lisa alzó una ceja con diversión.

—Bueno... también en otras cosas.

Jennie soltó una risa corta, entre nerviosa y enternecida.

—Idiota.

—Lo digo en serio. —Lisa deslizó su mano hasta la nuca de Jennie y la atrajo con cuidado—. Dame un beso, Jennie.

Mr. General | JenLisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora