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Jennie se quedó paralizada cuando Lisa se soltó de su agarre. Nunca la había visto así, con tanta rabia contenida en sus ojos oscuros.

—¿Qué demonios te pasa? —Jennie intentó sonar firme, pero su voz salió menos segura de lo que esperaba.

Lisa se rió sin humor y negó con la cabeza.

—¿De verdad quieres que te lo diga?

Jennie cruzó los brazos con fastidio.

—Por favor, ilumíname.

Lisa dio un paso hacia ella, acortando la distancia.

—¿Te divierte esto? ¿Te divierte tenerme detrás de ti como un maldito perro mientras te dejas abrazar por ese imbécil de Sehun?

Jennie frunció el ceño.

—No es lo que piensas.

—¿Ah, no? —Lisa arqueó una ceja y soltó una risa sarcástica.

Jennie sintió su orgullo arder.

—Sehun es mi novio.

Lisa tensó la mandíbula. Sabía que eso era cierto, pero escucharlo salir de los labios de Jennie hizo que algo en su interior se rompiera.

Jennie notó su reacción, pero en lugar de sentirse satisfecha, sintió un peso en el pecho.

Lisa dio un paso atrás, asintiendo lentamente.

—Tienes razón. —murmuró con frialdad—. Fui una estúpida por pensar que significaba algo más para ti.

Jennie abrió la boca para responder, pero Lisa ya había dado media vuelta, alejándose de ella sin mirar atrás.

Salió de la mansión y atravesó la fiesta sin detenerse, esquivando a los invitados con facilidad. Cuando llegó a una zona más tranquila del jardín, soltó un suspiro pesado y se dejó caer en una de las bancas.

Aún tenía la botella de vino en la mano, así que le dio otro trago largo antes de dejarla a un lado.

Se quitó el saco de su traje y lo arrojó sobre la banca, luego aflojó la corbata y desabrochó el primer botón de su camisa.

Se pasó una mano por el rostro y cerró los ojos por un momento, intentando calmar la rabia y la decepción que la consumían.

Pero no servía de nada.

Jennie era una maldita contradicción.

Y Lisa odiaba que, aun después de todo, la siguiera deseando igual.

...

Jennie salió apresurada en busca de Lisa, con la respiración agitada y el corazón latiendo con fuerza. Sabía que la había lastimado. Y aunque no entendía del todo lo que sentía por ella, sí sabía algo: no quería perderla.

Pero antes de que pudiera avanzar, una mano firme la tomó del brazo.

—¿A dónde vas, preciosa?

Jennie se tensó de inmediato al escuchar la voz de Sehun. Giró el rostro con fastidio y lo vio inclinarse hacia ella, intentando besarla.

Lo empujó con fuerza, haciéndolo retroceder.

—¿Qué demonios te pasa?

Sehun la miró sorprendido.

—Vamos, Jennie. No tienes que hacer esto. Sé que Lisa solo es un capricho pasajero para ti.

Jennie frunció el ceño, sintiendo una rabia ardiente subir por su pecho.

Mr. General | JenLisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora