Estaba en clases de Matemáticas, pero honestamente... mi cerebro había decidido desconectarse desde hacía ya veinte minutos. El profesor hablaba de fracciones o no sé qué otra tortura numérica, mientras yo luchaba por mantener los ojos abiertos. Literalmente estaba pestañeando más lento de lo normal, como si mis párpados fueran de concreto.
Levanté la mano, medio desesperada.
-¿Puedo ir al baño? -pregunté, con la mejor cara de "me estoy muriendo aquí".
El profesor asintió sin mucho interés y apenas obtuve su aprobación, salí del aula como si me estuvieran liberando de una celda.
Pero no fui directo al baño, claro que no. Caminé sin prisa por los pasillos, aprovechando la excusa para darme un pequeño tour por el instituto. Solo necesitaba matar un poco de tiempo hasta que terminara esa clase infernal. Mis pasos me llevaron casi sin darme cuenta hacia la zona de las canchas. Desde lejos ya se escuchaban los gritos y las risas del equipo de fútbol entrenando.
Y aunque intenté mirar solo de paso, mis ojos fueron directo a Nolan.
Estaba en el centro de la cancha, con ese uniforme que parecía hecho para él. Su cabello revuelto por el viento, la camiseta un poco mojada por el esfuerzo... Dios.
Y como si pudiera sentir mi mirada, de pronto levantó la vista.
Nuestros ojos se encontraron.
Y él... él me sonrió.
Pero no fue cualquier sonrisa. Fue esa suya, ladeada, encantadora, peligrosa. Y como si no fuera suficiente con eso... me guiñó un ojo.
Yo sentí el calor subir directo a mis mejillas, como si alguien hubiera encendido una fogata bajo mi piel. Me llevé una mano al rostro disimuladamente, esperando que no se notara lo roja que me había puesto.
Después de lo que pasó ayer, no lo había visto hasta ahora. Y ahí estaba, guiñándome un ojo como si nada. Como si no me hubiese dejado pensando en él toda la noche. Como si no me hubiese desvelado dándole mil vueltas a lo que siento.
Y él tan tranquilo. Tan Nolan.
Me giré antes de que pudiera seguir derritiéndome como una adolescente en pleno drama hormonal y me obligué a continuar mi "camino al baño" como si no acabara de tener un colapso interno.
Estaba a punto de llegar al baño cuando escuché voces. No susurros, no una charla casual... eran gritos. Me detuve en seco. Algo en ese tono me hizo tensar los hombros. No pude evitarlo. Me acerqué un poco más, sin hacer ruido, y me escondí detrás de una de las columnas cerca del pasillo que llevaba a los vestuarios.
Ahí estaba Ryan... y un hombre mayor, que rápidamente reconocí por las fotos que alguna vez había visto en redes: su padre.
-¡¿Tú crees que esto es un juego, Ryan?! -rugía su voz, llena de rabia-. ¡He invertido tanto dinero en ti, en tus entrenamientos, en tu equipo... y ahora el entrenador viene a decirme que está pensando en quitarte la capitanía? ¿Para dársela a un novato que apenas empieza? Hasta en eso eres un inservible.
Sentí un nudo en el estómago.
Ryan estaba ahí, completamente inmóvil. Mirada perdida. Mandíbula apretada como si se obligara a no decir nada.
-¡No te voy a mantener para que seas un inútil como tu madre! -escupió el hombre con desprecio-. ¡Tienes que ser el mejor siempre, en todo! ¡No dejarte pisar por nadie! ¿Entendiste?
Mis manos temblaron. Cada palabra dolía incluso a mí. Y él... él solo la soportaba en silencio.
Ya no pude quedarme ahí.

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Eres para mí ♡ [Completa]
Teen FictionOlivia Hall siempre ha soñado con un amor como el de sus padres: intenso, verdadero y capaz de superar cualquier obstáculo. Por eso, cuando Ryan, el chico más popular del instituto, empieza a demostrar interés en ella, Olivia cree que por fin ha enc...